Si durante los próximos cuatro meses algún avión ruso o cualquier otro no correctamente identificado penetra en cielos de la OTAN por el espacio aéreo de Letonia, Lituania o Estonia, el Ejército del Aire español tendrá que ser el que lidere la intercepción. Con el final de marzo le ha llegado el turno de mando rotatorio al Destacamento Aéreo Táctico Vilkas, desplegado por Defensa en la base aérea lituana de Siaulai, para la misión de Policía Aérea Báltica (BAP en su siglas en inglés) de la alianza atlántica.

España tiene asignados a la BAP a ocho cazas EF-18 pertenecientes al Ala 12 del Ejército del Aire. Su control operativo corresponde al Mando de Operaciones en la base española de Torrejón. Sirven a los cazas 130 militares bajo el mando del teniente coronel David Soto.

El Ministerio de Defensa no ha informado acerca del número de detecciones e intervenciones de la BAP, pero fuentes del Ejército del Aire las califican de "muy frecuentes" si bien la misión "es de disuasión". La vigilancia es, en cualquier caso, muy delicada, porque (sobre todo antes de la guerra de Ucrania), los aviones militares rusos vuelan con frecuencia entre territorio de la Federación Rusa y su franja de Kaliningrado. "A menudo se acercan o vuelan cerca del espacio aéreo de la OTAN sin utilizar transpondedores, sin comunicarse con el Control de Tráfico Aéreo o sin haber presentado un plan de vuelo", tiene contado Defensa en una nota explicativa de la BAP.

Escenario de tensión

Con los aviones españoles patrullará en este turno un escuadrón de cazas JHAS 39 Gripen del ejército checo. Esta es la cuarta vez que España asume el mando rotativo de la BAP. Ya lo hizo también, y con cazas Eurofighter, en 2006, 2016, 2020 y 2021, pero nunca en un escenario de tensión bélica semejante, con la invasión rusa desarrollándose sobre Ucrania a escasos 700 kilómetros de la zona de patrulla.

Esta es la 59 rotación de mando en la misión, según el recuento llevado por Defensa. La BAP nació en 2004, con la entrada de Letonia, Lituania y Estonia en la OTAN, pero se reforzó de forma decisiva en 2014, después de que militares rusos sin bandera se anexionaran la península de Crimea.

La base aérea de Siaulai fue el escenario en el que una rueda de prensa del presidente Pedro Sánchez y de su homólogo lituano, Gitanas Nauseda, tuvo que ser interrumpida en julio pasado por la salida inmediata de dos cazas españoles a interceptar a dos aviones rusos sin identificación que no contestaban a los mensajes de los controladores militares de Estonia.