ELECCIONES 28-M

Las dudas del voto por correo se cuelan en plena campaña tras Melilla y Mojácar

Los presuntos fraudes investigados por la justicia amenazan con dañar la credibilidad del sistema a pocos días del 28-M | Los partidos mayoritarios, PP y PSOE, evitan hablar de reformas de la legislación electoral vigente

Desaparecen las colas en Correos de Melilla tras la orden de pedir el DNI a los votantes.

Desaparecen las colas en Correos de Melilla tras la orden de pedir el DNI a los votantes.

Miriam Ruiz Castro

Hubo un tiempo en España en que incluso votaban los muertos. Las papeletas se compraban y vendían, los políticos “encasillaban” a los suyos asegurándoles el puesto de formas que poco o nada tenían que ver con la democracia y hasta los fallecidos engrosaban los censos. Más de un siglo después, términos como “caciquismo” o “pucherazo”, propios de aquellos tiempos, siguen resonando en todos los procesos electorales, pero más allá de anécdotas puntuales y discursos conspiracionistas, su impacto siempre había sido relativo. Hasta ahora.

A pocos días de las elecciones municipales y autonómicas, los presuntos casos de fraude electoral en Melilla Mojácar han dado un giro inesperado a la campaña: lo que comenzó como un escándalo puntual y nada novedoso —en la ciudad autónoma ya hubo condenas por manipulación del voto por correo— amenaza con golpear de lleno la credibilidad del propio sistema democrático.

Las sospechas comenzaron en Melilla tras varios asaltos a los carteros para robar documentación del voto por correo y un aumento desmesurado de las solicitudes para votar por esta vía. Para los melillenses, sin embargo, las noticias no parecían tan sorprendentes. En 2008, fueron condenados por la compra de votos el presidente de Coalición por Melilla y el líder del PSOE en la ciudad. En 1989, tuvieron que repetirse los comicios generales por fraude. Un melillense lo resume con ironía: “Aquí los votos valen lo que los caciques estén dispuestos a pagar”. El escándalo fue creciendo hasta alcanzar tintes nacionales: la Policía Nacional abrió una investigación contra posibles amaños que ha acabado con diez detenidos, entre ellos un consejero del Gobierno autónomo y número tres de la lista de Coalición por Melilla, que ya han sido puestos en libertad.

Ahora se ha sumado una nueva operación policial, aún abierta, contra la compra de votos en el municipio almeriense de Mojácar por un supuesto delito de fraude electoral. La Guardia Civil ha detenido a siete personas; dos de ellas iban en las listas del PSOE.

Las fallas del voto por correo

La legislación electoral exige que el votante muestre su documento de identidad hasta dos veces a lo largo del proceso de voto por correo: primero, cuando lo solicita —ya sea completando el impreso en una oficina o haciéndolo a través de internet—, y después, cuando el cartero le hace entrega de la documentación en su domicilio. Pero el sistema deja una grieta al fraude: puede dejar su voto en un buzón o entregarlo en la oficina de Correos sin necesidad de identificarse. Por esta razón, el Tribunal Supremo consideró en 2021 que el sistema era “fácilmente manipulable”.

La decisión extraordinaria de la Junta Electoral días después de que se destaparan los primeros casos de presunto fraude en Melilla fue precisamente obligar a que se presente el DNI al entregar las papeletas, pero solo para los votantes de la ciudad autónoma. Algunas de las propuestas que se oyen en los mentideros políticos van en esa línea, pero los hay también que advierten de que podría suponer poner trabas al ejercicio de un derecho fundamental.

“Tolerancia cero”... y electoralismo

Las campañas electorales son imprevisibles, pero los casos de presunto fraude electoral han obligado a los partidos a reaccionar casi en tiempo de descuento. Y en plena batalla electoral, tampoco desaprovechan la oportunidad de sacarle rédito a los últimos escándalos. PP PSOE se afanan en recordar que el sistema funciona, mientras que Vox ha puesto el foco en Marruecos —“parece estar detrás de este fraude electoral”, dice— y ha lanzado una iniciativa en el Congreso para “garantizar la ausencia de cualquier interferencia extranjera en el desarrollo de procesos electorales en España”.

El PSOE apunta a que “estas prácticas deben tener tolerancia cero”, pero rechaza que sea necesario cambiar la legislación sobre el voto por correo porque —aseguran en la dirección socialista— “el final de la mafia de compra de votos en Melilla tiene nombre y apellidos: la delegada del Gobierno, Sabrina Moh”, que además es miembro del partido. Ella es, señalan, quien “ha trabajado durante meses para acabar con esto, mientras el resto de partidos miraban a otro lado”. Que se haya conseguido “demuestra que existen las herramientas necesarias en la legislación y en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para que se actúe con contundencia”. Y defienden que lo mismo ha sucedido en Mojácar, “con una trama mucho más pequeña”. También las autoridades han actuado, y además el PSOE “ha tomado medidas de inmediato”, informa Marisol Hernández.

La trama de compra de votos de Mojácar ofrecía un empleo público a cambio del voto

Agencia ATLAS / Foto: EFE

El PP también evita hablar de cambios legales, aunque se muestra favorable a mejorar “las garantías” del voto por correo y en el exterior tras los últimos escándalos. El equipo jurídico popular está analizando algunos supuestos, sobre todo lo que tiene que ver con el voto en las oficinas de Correos sin volver a presentar el DNI. “Esto no puede pasar”, insisten en Génova, pero el foco ahora debe estar “en lo político”, informa Paloma Esteban.

En las próximas 24 horas, el PP prevé endurecer su discurso contra el PSOE, especialmente por el caso de Mojácar. En Génova creen que el escándalo “puede tener variables en otros territorios” y se mantienen a la espera al respecto. “Ahora toca saber qué implicación tiene en el PSOE. Luego veremos reformas, pero no nos vamos a oponer a un sistema más garantista”, zanjan.

Al otro lado está Vox, que ya ha puesto sobre la mesa cambios legales que incluyen incluso reformar el Código Penal. El partido de ultraderecha también aprovecha para atacar al Gobierno por sus “sucesivas concesiones a Marruecos”.

El antecedente de 1989

No es la primera vez que se pone en duda la validez del proceso electoral, y los antecedentes en Melilla son un buen ejemplo de ello. Pero si hay un precedente llamativo son las elecciones generales de 1989. La administración electoral mostró ciertas fallas, especialmente en lo relativo a los censos, que provocaron que, al día siguiente de los comicios, las acusaciones de irregularidades se extendieran por varias zonas de España. Hubo denuncias en Murcia, Pontevedra y, por supuesto, Melilla. Los Tribunales Superiores de Murcia, Galicia y Andalucía ordenaron repetir las elecciones por “indicios vehementes” de errores en el escrutinio.

Cuando el asunto llegó al Tribunal Constitucional, este revocó las decisiones de dos de los tres órganos y solo anuló la votación en Melilla, donde tocó volver a las urnas. El Tribunal Constitucional arguyó entonces que si las irregularidades detectadas afectaban al reparto de escaños se hacía necesario repetir los comicios. Este caso de repetición electoral por irregularidades ahora podría no ser el último: la decisión de la Junta Electoral de validar los 761 votos ya emitidos por correo en Melilla sin el DNI ya ha sido recurrida.

De la anécdota a la credibilidad del sistema

Lo que ocurrió en 1989 tuvo que ver con irregularidades, más que con un delito de fraude electoral. Pero cualquier cuestión que suponga poner en duda el sistema sirve para hacer ruido. Dentro de las habituales campañas de desinformación alrededor de cualquier proceso político, son especialmente peligrosas las que tratan de introducir el virus de la duda y debilitar la legitimidad del propio sistema. Y el voto por correo suele estar en el centro.

En las últimas elecciones, las autonómicas andaluzas de junio del año pasado, se sucedieron los mensajes que alertaban de supuestos pucherazos. En los comicios a la Comunidad de Madrid de 2021 fue Santiago Abascal quien sembró sospechas sobre esta forma de voto: “Para todos aquellos que hayan votado por correo y desconfíen de qué puede ocurrir con el voto por correo, les animamos a que hagan un voto presencial, porque el voto presencial anula el voto por correo”. Este último punto es falso y tuvo que rectificarlo, no sin añadir a su mensaje: “Esperamos de Correos una explicación transparente sobre las irregularidades vistas, para que los madrileños puedan tener toda la confianza en el proceso”.

La estrategia ha llegado a sus cotas más altas al otro lado del océano, en lugares como Brasil y EE.UU. Jair Bolsonario convirtió en foco de sus críticas al sistema de votación brasileño, emitiendo sospechas infundadas y acusaciones sin pruebas, especialmente sobre el voto electrónico. Y Donald Trump se presentó a la reelección en 2020 con lemas como “mail ballots, they cheat” (los votos por correo hacen trampas). Tras perder en los comicios, Trump habló abiertamente de un “fraude electoral” que no fue demostrado.