Elecciones anticipadas

El PP intentará adormedecer la negociación con Vox para evitar pactos antes del 23-J

Los populares tratan de sortear el debate de los acuerdos con Vox y pondrán el foco en sus "amplias victorias" del 28M | El objetivo sigue siendo gobiernos en solitario e impulsar el 'efecto Juanma' en las generales: Feijóo solo o Feijóo con Vox

Alberto Núñez Feijóo durante su comparecencia en Génova el lunes posterior a las elecciones.

Alberto Núñez Feijóo durante su comparecencia en Génova el lunes posterior a las elecciones. / Eduardo Parra

Paloma Esteban

El adelanto de las elecciones generales obligó al PP a frenar la eufórica celebración por su triunfo autonómico y municipal. En Génova reconocen que Pedro Sánchez se decantó por la “única jugada” posible: asumir la debacle socialista en primera persona y convocar ya para evitar un duro enjuiciamiento interno. Los planes de Alberto Núñez Feijóo pasaban por una larga precampaña mirando a las generales de diciembre en las que cada día el PSOE sufriría las consecuencias de ver el mapa teñido prácticamente de color azul.

Y, sin embargo, la nueva cita electoral del 23 de julio obliga a iniciar ya una nueva campaña, la definitiva. Feijóo reúne este martes a la junta directiva nacional (máximo órgano entre congresos) y tratará de no pasar página tan deprisa. Primero, celebrando cada uno de los grandes triunfos de su partido con nombres y apellidos. Las victorias autonómicas han sido muy importantes para el PP. Algunas, como la Comunidad Valenciana (convertida en el símbolo del 28M), la mayoría absoluta de Madrid o la sorpresa de Extremadura, tendrán mucho protagonismo.

Lo siguiente y lo más difícil será sortear el debate sobre los pactos con Vox. La victoria del PP fue clarísima en las urnas, pero aún así, los votos del partido de Santiago Abascal son necesarios en seis comunidades. En los ayuntamientos la preocupación es menor porque la ley electoral establece que si no hay una alternativa suficiente ocupará la alcaldía directamente la lista más votada. Eso permite al PP evitar una negociación como tal con Vox y en el mes de junio tener una treintena de alcaldes en las principales ciudades del país.

"No hay miedo a la ultraderecha"

Las autonomías, sin embargo, serán más duras. El PP aspira a gobiernos en solitario y será la primera baza que juegue, pidiendo incluso la abstención del PSOE. En Génova son conscientes de que la campaña de las generales que preparan en Moncloa vuelve al marco de agitar el miedo a la ultraderecha. No hay un solo dirigente de peso dentro del PP que piense que eso funcionará. Hace meses, muchos tenían dudas. El gobierno de Castilla y León cambió cosas, entre otras, la de naturalizar los acuerdos con el partido ultra.

Además, insisten en que las alianzas de Sánchez con los independentistas catalanes y Bildu “han sido su peor castigo” en las urnas, y ven deslegitimado al presidente para abanderar esa causa. 

En vista de los resultados y que Vox se ha confirmado como tercera fuerza política, tampoco creen que en este momento pueda calar “el miedo de los españoles a Vox”. De hecho, en muchas autonomías y ayuntamientos la suma de los dos partidos de la derecha alcanzan cotas que no se han visto antes. En la Comunidad de Madrid los de Abascal son irrelevantes por los 71 diputados de Isabel Díaz Ayuso. Pero Rocío Monasterio, que bajó tres escaños respecto a 2021, aún mantuvo 10. La suma, por tanto, supera los 80 escaños. 

Y, en todo caso, en el PP también hay dirigentes que consideran “poco creíble” azuzar el temor al futuro de España en manos de la ultraderecha si el PSOE no se abre a abstenerse en los territorios donde los ultra exijan gobernar.

Vox no es ajeno al pensamiento de Feijóo y, por eso, Abascal habla abiertamente de que el plan A del PP “es preguntar primero al PSOE”. El líder ultraconservador trató de rebajar la tensión este lunes tras reunir a su comité de acción política y declaró que no es el momento de “exigencias ni ultimátums, sino de mano tendida” con el PP. Pidió negociar con “respeto y responsabilidad” sin concretar sus exigencias. Pero, indudablemente, subyace la creencia de que deben formar parte de algún gobierno autonómico. 

Imitar la vía de Andalucía

El PP irá hasta el final buscando gobiernos sin Vox. Feijóo pretende mantener el discurso centrado, convencido de que su partido ha crecido por el centro izquierda de socialistas desencantados con Sánchez. Y, ahora que el marco es precisamente el de “Sánchez o Feijóo”, dicen en su equipo, buscarán que electores de uno y otro lado se sumen a las siglas del PP.

Es lo que en Génova llaman el “efecto Juanma” por el logro del presidente de Andalucía el pasado verano, cuando consiguió la mayoría absoluta imponiendo el mensaje de que gobernaría sí o sí, y que se trataba de decidir si era él solo o con Vox. A eso jugará Feijóo su campaña del 23-J: insistir en que el PP gobernará España y que los electores deben decidir si lo consigue en solitario o si necesita a Abascal.

Además, los dirigentes no esconden lo complicado que puede ser una negociación de gobiernos en mitad de la campaña electoral. Algunos creen que podrán avanzar en aquellos territorios donde los ultra tengan menos fuerza y no exijan entrar en una coalición. En Génova siguen insistiendo en que “es pronto” para hablar del diseño de pactos. Y Feijóo dejó claro ayer en su comparecencia que los territorios tienen las manos libres para ir actuando.