Reunión en el Congreso

Sánchez se emplaza a seguir negociando con Junts y ata el apoyo de Bildu a la investidura

La cita con los abertzales fue muy provechosa: el presidente en funciones recibió garantías de que sus seis diputados apoyarán su reelección, que continúa sin fecha

Sánchez se reúne en el Congreso con EH Bildu y Junts

Agencia ATLAS | Foto: David Castro

Juan Ruiz Sierra / Iván Gil

Pedro Sánchez cerró este viernes las conversaciones para explorar la investidura con los dos encuentros más complicados. Primero, con EH Bildu. Después, con Junts per Catalunya. La cita con los abertzales fue muy provechosa: el presidente en funciones recibió garantías de que sus seis diputados apoyarán su reelección, que continúa sin fecha. Con los posconvergentes, tal y como se preveía, aún quedan muchas aristas por limar. 

“Continuamos lejos de este compromiso histórico. No estamos aquí para hacer lo mismo que se ha hecho en estos cuatro años, porque no ha funcionado”, dijo tras la reunión, que duró algo más de una hora, la portavoz parlamentaria de Junts, Míriam NoguerasPara que quedara claro quién tiene la última palabra en su partido sobre el futuro de la legislatura, la diputada entregó a Sánchez una transcripción de la conferencia que Carles Puigdemont del pasado 5 de septiembre en Bruselas, en la que puso sus condiciones para la investidura: amnistía cuanto antes y abordar el referéndum durante la legislatura, si finalmente echa a andar.   

Los socialistas evitaron dar mucha importancia a las frías palabras de Nogueras. “Mientras estemos hablando, va bien. Aún queda mucho tiempo. Hay recorrido para hablar y llegar a acuerdos”, señalaron fuentes de su dirección, que admiten que la negociación no va tan rápido como preveían hace unas semanas. Si entonces contaban con una investidura en octubre, ahora dan por “seguro” que esta tendrá lugar en noviembre. En cualquier caso, siguen confiando en que no habrá repetición electoral. 

A través de su portavoz en el Congreso, Patxi Lópezlos socialistas habían comparecido esta semana para dar cuenta de los encuentros con Sánchez. Pero en un claro síntoma de la complejidad de la cita con Junts, esta vez evitaron hacer declaraciones. En su lugar, emitieron un comunicado genérico, sin referencias a los posconvergentes, en el que se limitaron a señalar que ahora las conversaciones entran en una nueva fase. También dejaron claro, en una alusión implícita a la amnistía, que cualquier pacto sería compatible con la Constitución. Los próximos encuentros no serán públicos, y tampoco será Sánchez quien los encabece, como ha ocurrido durante toda esta semana, sino la comisión negociadora nombrada por el partido.

“El objetivo es llegar a los acuerdos necesarios para que España cuente con un gobierno progresista que haga políticas de ampliación de derechos para trabajadores, jóvenes, mujeres y la mayoría social de este país. Para el PSOE, la apuesta por la convivencia, el diálogo y la pluralidad es la hoja de ruta para lograr la investidura de Pedro Sánchez y las bases sobre las que debe asentarse el nuevo Gobierno. Por ello, esta fase de las negociaciones es tan importante, tanto en el contenido como en la discreción, y teniendo como soporte el marco constitucional en todo momento, además de la transparencia con los ciudadanos en cuanto se alcancen compromisos”, señaló el texto. 

El estreno con los abertzales

La jornada de este viernes tuvo un componente profundamente novedoso para Sánchez. El presidente en funciones nunca se había reunido con EH Bildu. Con los representantes de Junts per Catalunya, solo en el marco de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, durante la pasada legislatura. 

Pero con la formación abertzale hace mucho que la relación se ha normalizado, tras una pasada legislatura marcada por los numerosos acuerdos, y los socialistas ya tienen atados sus seis escaños cuando se vote la reelección de Sánchez. En un comunicado, la formación que lidera Arnaldo Otegi, que es ahora mismo la que está más cerca de dar el ‘sí’ a Sánchez (sin contar a Sumar), garantizó su respaldo al presidente en funciones, con la única exigencia de que se “profundice” en la agenda social y territorial.

Con los posconvergentes, en cambio, todo es mucho más complicado. Los colaboradores del presidente en funciones admiten que Junts ha tenido gestos importantes desde las elecciones del pasado 23 de julio. El partido de Puigdemont votó a favor de Francina Armengolcomo presidenta del Congreso. Pactó el uso de las lenguas cooficiales en la Cámara baja. Negoció su conformación como grupo parlamentario propio, pese a que no cumplía todas las condiciones, gracias a que el PSOE le prestó algunos diputados. 

Pero todavía falta camino por recorrer, reconocen los socialistas. No se trata tanto de la futura ley de amnistía, cuyo contenido está cada vez más perfilado aunque todavía quedan flecos, como de la actitud de Junts y sus declaraciones públicas a partir de ahí. El PSOE quiere que los posconvergentes ofrezcan garantías de que Puigdemont y los suyos no volverán a la vía unilateral. Sánchez siempre habla de “pasar página” del ‘procés’ independentista que tuvo lugar en otoño de 2017, algo que, señalan en su entorno, implica la medida de gracia a quienes participaron en el referéndum, pero también que una convocatoria de este tipo no se repetirá de nuevo. 

ERC ya dejó claro durante la pasada legislatura que no contempla recurrir de nuevo a esa senda, un mensaje que la formación de Oriol Junqueras continúa manteniendo. Junts no. O al menos, no ahora. Los socialistas admiten que es complicado que Puigdemont renuncie de forma explícita a la senda unilateral. Bastaría, explican los colaboradores de Sánchez, con una fórmula similar a la que se pactó en 2018 en la mesa de diálogo: la llamada Declaración de Pedralbes, en la que el entonces ‘president’ de la Generalitat, Quim Torra, mostró su respeto a la “seguridad jurídica”. Pero para eso faltan muchas reuniones y contactos discretos.