La apertura de la Expo ha puesto de manifiesto en solo 72 horas que algunos planteamientos iniciales no están funcionando, bien porque cumpliendo su cometido suscitan polémica o porque sencillamente no están teniendo la eficacia o el uso que se esperaba. Los precios y servicios de algunos locales de restauración, la frecuencia de los autobuses lanzadera o el ya conflictivo vaso solidario forman parte del listado de puntos flacos de un evento que acaba de echar a andar y que necesita "pequeños retoques".

Así lo comentan muchos visitantes, que anteponen las cualidades del recinto sobre sus deficiencias. Otros problemas son menores, bien porque son inevitables, como las largas colas en el acuario y el pabellón de España, donde se está completando el aforo de forma constante --aunque haya reservas--; o bien porque son pequeños detalles, como la ausencia de papeleras en el anfiteatro, donde está la única barra de bar exterior que sirve bebidas en vasos de plástico.

RESTAURACIÓN: El vaso solidario genera críticas a la organización

"Encima que te obligan a pagar por el vaso, te guste o no, tienes que cargar con él o darte otro paseo hasta el punto donde te devuelven el dinero. Y así todas las veces que quieres tomar algo". Este comentario de un visitante de Madrid es solo uno de todos los que se han suscitado en los locales de restauración del recinto y que han generado discusiones con los empleados y críticas a la organización. Ante esta opinión generalizada, Expoagua está estudiando, según confirma el director general de Operaciones y Contenidos, Jerónimo Blasco, "la posibilidad de que se les pueda devolver el euro en el mismo lugar donde consumen, porque igual que obligamos a estos negocios a cobrarlo tenemos que darles opción a retornar el dinero, además de evitarle trastornos al visitante".

La solución no será tan fácil para otra cuestión muy criticada: los altos precios de los restaurantes de las comunidades autónomas. "Son excesivos los precios que están cobrando para la cantidad de comida que sirven", indican algunos visitantes, quienes además aseguran que la única explicación que han recibido es que "según ellos, es porque es comida de autor". En algunos casos concretos, los turistas procedentes de esas mismas zonas geográficas españolas destacan que "son mucho más caros que el mejor restaurante de allí". Sobre este aspecto, Blasco recuerda que "no tenemos ninguna capacidad de intervención en las tarifas que marquen para sus platos (por exigencia del BIE) y ellos tienen total libertad para decidir el valor de lo que ofrecen". El control sanitario y de la calidad de los productos es la única obligación de Expoagua, pero señalan que "cada uno puede escoger donde come y la oferta es más que suficiente".

MOVILIDAD: No habrá cambios en el precio del aparcamiento

Las condiciones de uso de los dos aparcamientos del recinto siguen generando críticas por parte de numerosos visitantes, en concreto por la "tarifa plana" de doce euros que se paga al día, tanto si estacionan el coche una hora como si lo hacen de diez de la mañana a tres de la madrugada, dando la opción de entrar y salir las veces que lo deseen mientras sea en el mismo parking (Norte de la A-2 o Sur en La Almozara). A este respecto, Expoagua no prevé ningún tipo de cambio, a pesar de durante las primeras 72 horas de apertura, menos del 5% de visitantes hayan aparcado en ellos.

"No es tan caro, se ha cobrado lo mismo o más en los parques temáticos o en otras Expos y no ha suscitado quejas. Pero no vamos a cambiar el precio por una razón: está cumpliendo a la perfección su función como medida disuasoria para que el visitante no llegue en su vehículo particular y utilice el transporte público", explicó Blasco, quien añadió que "en ninguna muestra se ha ofrecido la posibilidad de desplazarse en autobús por tan poco dinero". Así, aunque gran parte de la explanada que ocupan se quede inutilizada no habrá "ni tarificación por horas ni bonos reducidos".

EDIFICIO SINGULAR: Con viento no habrá cascada en el acuario

Uno de los edificios singulares del acuario, el que mayor interés ha despertado en el público desde que la Expo abrió sus puertas se ha topado con un imprevisto que le obliga a perder parte de su atractivo. Se trata del acuario fluvial, donde se han visto obligados a interrumpir el funcionamiento de las cascadas de agua que caen por la fachada desde la cubierta. Según explicaron los responsables del edificio, "algunos clientes han protestado porque cuando hace viento la cascada moja, con el agua vaporizada, la zona de terraza del restaurante y teníamos que decidir entre inutilizarla o interrumpir la cascada".

Por esta razón los visitantes han podido echar en falta la espectacular caída del agua en el edificio durante los últimos dos días y no tiene nada que ver con un posible defecto en su construcción o una falta de suministro, como algunos visitantes especularon ayer. No obstante, desde la empresa responsable de su gestión, Coutant Aquariums, señalaron que "se está trabajando en ello para encontrar una solución rápida", aunque destacan que esta circunstancia solo se produce en condiciones de viento, como en los últimos días".

PARTICIPANTES: Solo dos países mantienen cerradas aún sus puertas

Que la Expo comenzó el 14 de junio ha pasado inadvertido para algunos países que aún mantienen cerradas sus puertas a cal y canto, sencillamente porque no han acabado de montar sus contenidos. Problemas con la huelga del transporte, imprevistos en el montaje o trámites atascados antes de comenzar los trabajos son argumentos que ahora quedan en un segundo plano porque lo importante es que el visitante no puede conocer su mensaje. Solo cinco países finalizaron la obra fuera de plazo y ayer, después de las primeras 48 horas, solo dos de ellos aún no están acabados.

Se trata de Nigeria y Rumanía, que avanzan de forma desigual en el desarrollo de las obras y su fecha de apertura aún se desconoce. En el caso del participante europeo, desde Expoagua indicaron que "están trabajando seriamente y dedicándole mucho esfuerzo a terminarlo todo y prevén que estarán en pocos días". No obstante, la apariencia que se muestra al visitante es la de una fachada a medio terminar y la puerta cerrada al público.

En una situación diferente se encuentran los trabajos en el pabellón de Nigeria. El primer día que abrió la muestra solo lucía su nombre en la fachada, aunque el interior del pabellón ofrecía una imagen más decepcionante. Un molde de madera delimitaba lo que será una pequeña tarima en el lado oeste de su espacio, mientras varias piezas con formas geométricas diferentes y pintadas de amarillo estuvieron apiladas en el lado opuesto, por su puesto sin ocupar su lugar definitivo. El resto del pabellón no difería en exceso de una nave recién terminada y sin pintar siquiera.

Desde Expoagua confirmaron que "los trabajos están más parados, aunque ellos alegan que su retraso se debe a la huelga de transporte que les ha impedido recibir algunos materiales". No en vano, la organización prefiere destacar que "de 142 pabellones hay 140 terminados".