La Expo batió ayer su récord con 78.000 personas. Son datos tomados hasta las 22.30, pero a esa hora seguía entrando gente al recinto. Una vez más, el sábado fue el día de más afluencia. Las colas en los pabellones más concurridos, como el España, llegaron a ser de tres horas. Lo mismo sucedió en las plazas temáticas como Agua extrema, donde el tiempo de espera era de más de dos horas, o en el acuario, con las entradas agotadas antes del mediodía. Entrar en el recinto fue también costoso, puesto que había que aguardar casi 60 minutos.

Si monumentales eran las colas, también lo eran los enfados de muchos visitantes. Mikel Urbizo, de San Sebastián, se lamentaba, sobre la una del mediodía, de no haber visto casi nada. "Me arrepiento de haber venido. Llevo más de una hora en una cola para obtener un Fast Pass con el que acceder al pabellón de España, pero no sé si habrá plazas", se quejaba. La misma situación se reproducía en el caso de Aleix Gregori y Fabiola Baltar, de Reus. Ellos, en una de las colas de las máquinas expendedoras de entradas rápidas, estuvieron más de una hora y media. "Total, que no podemos entrar ni en el acuario, ni el recinto de España, que era lo que queríamos ver. Hemos perdido la mañana y para no disfrutar de la Expo", aseguraban resignados.

El pabellón de España era el que soportaba mayores periodos de espera, que llegaron hasta las tres horas. Sobre el mediodía se agotaron las entradas. Y los ánimos estaban más que caldeados. "Es una pena. Nos acaban, de decir que solo quedan 300 tiquets para acceder al recinto, así que no sabemos si tendremos para todos porque vamos seis personas. Ya nos ha pasado esta mañana que el acuario solo lo hemos podido ver dos de todo el grupo", contaba Estrella Solsona, venida desde Teruel. Casi a su lado, Mari Sol Cerezo, de Extremadura, se quejaba de la dura espera y reconocía no esperarse "una situación así".

Pese a todo, Jerónimo Blasco, director general de Operaciones y Contenidos de la Expo, dijo estar "contento" con el funcionamiento general del recinto. Reconoció problemas en algunos puntos concretos, como el pabellón de España, aunque recordó que se rozó el límite de capacidad de público en un mismo momento. Ayer el pico de visitantes se produjo a las 13.00 horas, con 48.072 personas, cuando "el máximo es de 60.000", según Blasco.

Lo que está claro es que los sábados son los días de más afluencia. "Lo sabíamos y así se lo advertimos a los restaurantes, que duplicaron el personal, o en las tiendas. Estábamos preparados y pienso que ha ido todo moderadamente bien". De momento, Blasco rechazó introducir cambios en el funcionamiento del recinto para los fines de semana, e insistió de nuevo en que aquellos que cuenten con el pase de temporada no acudan a la Expo en sábado para evitar más aglomeraciones.