La UE admite que Praga plantea otro obstáculo tras el ´no´ irlandés

La cumbre europea, que debía restablecer la confianza política en la Unión Europea (UE) tras el no irlandés al Tratado de Lisboa, concluyó ayer con nuevas dudas sobre la posibilidad de encontrar una salida rápida a la crisis. Los líderes de los Veintisiete tuvieron que reconocer que, además de Irlanda, existe también un "problema checo", mientras el éxito de la ratificación británica se vio enturbiado por las maniobras judiciales de los euroescépticos.

El Consejo Europeo acordó que el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa continuará en los siete países pendientes (España, Italia, Holanda, Bélgica, Suecia, Chipre y República Checa). Pero, por exigencia del primer ministro checo, Mirek Topolanek, se tuvo que incluir una nota al pie de página de las conclusiones de la cumbre en la que se "toma nota de que la República Checa no puede completar su proceso de ratificación hasta que el Tribunal Constitucional emita su dictamen positivo sobre la conformidad del Tratado de Lisboa con su ordenamiento constitucional".

REHENES DE LAS ELECCIONES Este pequeño detalle desencadenó agrias discusiones durante la cena del jueves y nuevas negociaciones durante la segundo jornada de la cumbre. El euroescéptico partido gubernamental checo Democracia Cívica se mostró inflexible hasta obtener esa precisión para poder acudir a las elecciones locales de octubre sin dar la impresión de estar presionado por sus socios europeos.

Sin embargo, el primer ministro checo quiso tranquilizar a los principales líderes europeos y aseguró que su país "no frenará" el proceso de ratificación y que este estará completado antes de asumir la presidencia semestral de la UE el 1 de enero. El ministro checo de Exteriores, Karel Schwarzenberg, precisó que "la decisión del Tribunal Constitucional tendrá lugar a principios de otoño, por lo que el Tratado podrá presentarse al Parlamento en noviembre y ser ratificado en diciembre". Si el dictamen no fuera positivo, "deberán hacerse pequeñas modificaciones en la Constitución y entonces el Tratado podrá ser presentado al Parlamento". Los líderes se fijaron como plazo la próxima cumbre europea del 15 de octubre para volver a tratar el problema irlandés y "estudiar la forma de seguir adelante". El Gobierno irlandés se comprometió a realizar "consultas diligentes para proponer un camino común a seguir".

La cancillera alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y otros líderes insistieron en que el Tratado de Lisboa debe estar en vigor antes de las elecciones al Parlamento Europeo de junio del 2009. Merkel y Sarkozy, que asumirá el 1 de julio la presidencia de la UE, advirtieron de que no habrá más ampliaciones de la UE mientras no esté en vigor el Tratado. Era un mensaje dirigido a los países más euroescépticos y más entusiastas en admitir a nuevos miembros, como la República Checa o Polonia.

El Tratado de Niza no sirve para admitir nuevos miembros, porque solo abarca una UE de 27 estados, recordaron Sarkozy y Merkel. "Hace falta que haya una reforma de las instituciones para poder acoger nuevos miembros. Sin Tratado de Lisboa no hay nuevas adhesiones, ni siquiera Croacia", subrayó Sarkozy. "La UE ha pagado muy caro no haber reformado sus instituciones antes de la ampliación", añadió, tras recordar que las decisiones de ampliación deben adoptarse por unanimidad.

EL CASO DE LONDRES Por su parte, el Reino Unido no podrá completar la ratificación del Tratado de Lisboa hasta que el Tribunal Superior de Londres resuelva la semana que viene el recurso contra la negativa del Gobierno a someter el texto a referendo. El recurso fue presentado por el millonario Stuart Wheeler. Después de ser aprobado en el Parlamento y recibir el visto bueno de la reina, el proceso no estará completado hasta que los instrumentos de ratificación sean depositados en Roma. El Tribunal Superior ha pedido al Ejecutivo que retrase el trámite hasta que se resuelva el recurso.