EL ´CASO FORTIS´ HA DADO EL TIRO DE GRACIA A LA DESAFORTUNADA SINGLADURA DEL GOBIERNO DE YVES LETERME, YA MUY BAQUETEADO POR LA TENSIÓN ENTRE FLAMENCOS Y VALONES

POCO QUERIDO A Leterme, el más votado (18%) en las elecciones de junio del 2007, le costó nueve meses formar su Gobierno. Sus meteduras de pata --confundió el himno belga con La Marsellesa y dudó de la capacidad de los francófonos de aprender neerlandés-- reavivaron las llamas de las permanentes ansias de divorcio entre flamencos y valones, y sellaron el descontento de los belgas con un Leterme que nunca ha caído demasiado bien.HASTA EL FINAL El problema se arregló en parte con un Gobierno interino liderado por el primer ministro saliente, Guy Verhofstadt, para dar tiempo a Leterme a buscar apoyos. Para llegar a esta solución hicieron falta 192 días. Y hubo que apurar casi hasta el último minuto del Gobierno interino para pactar la coalición.NI SALUD NI DINERO Finalmente, Leterme lo logró el 19 de marzo. Aunque las diferencias entre francófonos y flamencos por cuestiones lingüísticas, los derechos de voto en la periferia de Bruselas y la reivindicación de más autonomía para Flandes nunca han dejado de acecharle. Hasta su salud se vio afectada, y tuvo que ser hospitalizado. Pero su annus horribilis

no culmina con una caída del Gobierno por los choques entre Flandes y Valonia, sino por una crisis financiera que personalmente le ha tocado de lleno. Además del Gobierno, ha perdido 20.000 euros en un fondo de inversión de EEUU.