La tensión militar entre Rusia y la OTAN en torno a Ucrania llegó ayer a nuevos extremos en la víspera del referendo de la independencia previsto para el domingo en la república autónoma de Crimea.

La secesión de Crimea, donde un 60% de la población es de etnia rusa, y su anexión a la Federación Rusa, que ya dan por hecho tanto en la península estratégica del mar Negro como en Moscú, permitiría al Kremlin recuperar su dominio militar en la zona, perdido en 1991 a causa de la desintegración de la Unión Soviética. Para la OTAN significaría un revés muy penoso y el adiós definitivo a las aspiraciones de la alianza de disputar el control sobre el mar Negro a la marina rusa, acuartelada en la base de Sebastopol.

A tan solo dos días del referendo que los líderes occidentales intentan impedir tachándolo de ilegítimo, Rusia inició unas nuevas maniobras militares cerca de la frontera con Ucrania en una clara demostración de fuerza y determinación a Occidente y a Kiev. El ministerio de Defensa ruso comunicó que en las maniobras en el distrito militar sur participaron unos 8.500 artilleros. El objetivo de esos ejercicios consistían, oficialmente, en mejorar la cooperación con la infantería motorizada. A la práctica, parecía un intento de desafiar al mundo.

GUERRA FRÍA Moscú envió también con urgencia nueve aviones de combate a Bielorrusia, su aliado estratégico fronterizo con la UE, en respuesta a unas maniobras conjuntas de Polonia, socio de la OTAN, y EEUU en territorio polaco. El envío se debió a una solicitud del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, que pidió a Rusia el envío a Minsk de entre 12 y 15 aviones de guerra. "Hemos reaccionado con calma desde que comenzaron los ejercicios a gran escala", dijo Lukashenko, que destacó una "clara intensificación de la situación" cerca de sus fronteras.

La semana pasada, el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, anunció un incremento de la ayuda militar a los aliados de la OTAN, incluida Polonia y los países del Báltico, debido al conflicto de Ucrania. La OTAN desplegó aviones de reconocimiento de tipo AWACS sobre Polonia y Rumania como parte de los esfuerzos de la Alianza para observar la situación en Ucrania.

Por si fuera poco, Estados Unidos, Bulgaria y Rumanía comenzaron el miércoles maniobras navales conjuntas en el mar Negro, con la presencia de un destructor estadounidense. Los ejercicios, que son rutinarios, llegaron en pleno renacimiento de la tensión por Ucrania, propia de guerra fría.

La Rada Suprema (Parlamento) de Ucrania aprobó ayer la creación de una guardia nacional de 60.000 efectivos para garantizar la seguridad estatal, defender las fronteras y eliminar a los grupos terroristas. El nuevo cuerpo estará formado principalmente por los activistas de los grupos radicales armados que derrocaron en febrero al presidente prorruso de Ucrania, Viktor Yanukóvich, y por alumnos de escuelas militares. Los combatienes del Maidan tienen cada vez más influencia sobre el nuevo Gobierno ucraniano.

Mientras, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) advirtió ayer de que ha sido "casi un milagro" que no se haya producido un baño de sangre en Crimea, lo que explicó con la contención ordenada por el nuevo Gobierno de Kiev. Pero subrayó que el peligro persiste. La Alta Comisaria para los Derechos de Minorías de la OSCE, la finlandesa Astrid Thors, indicó que tiene información sobre la posibilidad de que haya manifestaciones el sábado o el domingo que pueden "crear violencia o situaciones verdaderamente serias".

APOYO A PUTIN Desde mediados de febrero, cuando estalló la crisis en Ucrania, el respaldo popular al presidente ruso, Vladímir Putin, ha subido casi diez puntos, hasta un 71%.