Brian Pinker, de 82 años, fue el lunes la primera persona en recibir la vacuna de Oxford/AstraZeneca. La enfermera jefe del hospital Churchill de la Universidad de Oxford fue la encargada de administrar la inyección con la que se abre una nueva etapa en la vacunación masiva contra el coronavirus en el Reino Unido, donde las primeras inoculaciones comenzaron el pasado 2 de diciembre. Desde entonces se ha suministrado más de un millón de dosis de la vacuna de Pfizer.

AstraZeneca ha depositado en seis hospitales de Inglaterra 535.000 dosis, en una primera entrega. La farmacéutica se ha comprometido a facilitar dos millones de dosis a la semana, que se van a comenzarse a distribuir inmediatamente por todo el país y será administrada en miles de dispensarios, ambulatorios y centros de vacunación especialmente acondicionados.

El Gobierno ha alterado el plan original de vacunación, no sin cierta polémica. Las autoridades han decidido que, entre la administración de la primera y la segunda dosis, en lugar de los 21 días previstos, la pausa se extienda a 12 semanas. Con la vacuna de Oxford ese retraso podría no ser un gran problema, pero la vacuna de Pfizer está diseñada para que la segunda dosis se administre en 21días y ni siquiera la farmacéutica sabe qué pasará si se retrasa la administración a tres meses, si por ejemplo el grado de inmunización seguirá siendo igual.

Hacia la inmunización colectiva

La razón de este retraso es intentar inyectar la primera dosis al mayor número de gente posible, a fin de lograr un cierto grado de inmunización colectiva para frenar el número imparable de contagios que hay en este momento en el país debido a la nueva cepa del virus. El pico de la tercera ola aún no se ha alcanzado, pero el ritmo creciente es de más de 50.000 nuevos casos cada día y casi 24.000 hospitalizados en estos momentos. El sistema sanitario se enfrenta a una situación mucho peor que en la pasada primavera, de ahí que la única solución sea la vacunación masiva.

Ante esta situación de emergencia nacional hay incluso quienes han pedido, como el exprimer ministro Tony Blair, que se pongan puntos de vacunación por todo el país similares a los que se abren para votar en las elecciones, en escuelas, en iglesias, en centros sociales o deportivos. Otra sugerencia informal es utilizar a los veterinarios para poner las inyecciones, algo que no requiere grandes conocimientos y que ellos practican cada día. Hay 30 millones de personas en el Reino Unido en el grupo prioritario de vacunación, por edad avanzada o por vulnerabilidad de otro tipo. Incluso con dos millones de inoculaciones a la semana, no parece posible que todos ellos puedan estar vacunados para Semana Santa como es el objetivo del Gobierno.