Un mes y tres días después de haber asumido, el presidente peruano Pedro Castillo está a punto de perder a su segundo ministro y se vislumbra en el horizonte una sangría mayor dentro de su equipo de Gobierno. El ministro de Trabajo, Iber Mariví, se vio obligado en la noche del lunes a poner su cargo a disposición de Castillo después de que la oposición de derechas y parte de la prensa le señalara por unos supuestos vínculos con el terrorismo. Mariví ha sido sindicalista y se le ha relacionado con MOVADEF, el brazo político de Sendero Luminoso.

La permanencia de Mariví comenzó a pender de un hilo después de que el diario limeño 'El Comercio' revelara unos informes en los que se le vinculaba con unos atentados del grupo armado que tuvieron lugar entre 1980 y 1981. Este mismo medio también ha sacado a la luz un documento policial de 2004 en el que se investiga a Mariví por instigación al terrorismo.

La presidenta del Congreso, Maricarmen Alva, ha exigido en Twitter la renuncia o destitución inmediata del ministro. Su permanencia, señaló, "es insostenible".

Los peruanos aguardan expectantes la decisión de Castillo. "Los vaivenes que rodearon anoche la continuidad Mariví en el Gabinete Ministerial son doblemente ofensivos. Y, a decir verdad, resultarían hasta irrisorios si no fuera porque están vinculados con un tópico tan escabroso como lo es el del sanguinario accionar de Sendero Luminoso y la estela de muerte, dolor y zozobra que sus huestes regaron por todo el país con casquillos y explosiones, y porque hablamos nada menos que del propio Gobierno", dijo El Comercio en su editorial de este martes. El diario lamentó que Castillo optara "por el silencio". En cuanto al premier, Guido Bellido, lo descalificó sin contemplaciones: "No es de fiar".

Comedia de enredos

En declaraciones al portal de noticias Sudaca.pe, Bellido aseguró que la salida de Mariví del Gobierno sería cuestión de horas. "Hemos evaluado el escenario político y hemos visto por conveniente esa salida". Sin embargo, el propio primer ministro matizó luego esas palabras y dijo, en general, que el Gobierno evaluará el "desempeño de los ministerios más cuestionados" con "las atribuciones" que le otorga por el Parlamento. El pasado viernes, el Congreso le dio a Bellido un voto de confianza cuyo carácter provisorio ha quedado de manifiesto de inmediato.

Mariví se aferró a las declaraciones de Bellido y dijo que, si bien puso su cargo a disposición, "en ningún momento" fue aceptada su renuncia. "No permitiré que los irracionales golpes de la ultraderecha y algunos medios de comunicación desestabilicen políticamente el gobierno del pueblo", dijo y aseguró que condena al terrorismo y está "libre de imputaciones". La comedia de enredos prosiguió cuando el propio Bellido dijo "aclarar" que, si bien había "recomendado" que el ministro diera un paso al costado "eso no significa que él haya renunciado". Las idas y venidas alrededor de su permanencia no hacen más que reflejar las presiones que enfrenta Castillo.

Otra crisis más

"Hay que también parar esta situación porque nos vamos a ir trayendo abajo a todos los ministros", dijo el legislador de Perú Libre (oficialismo) Jaime Quito. Las críticas al Ejecutivo comenzaron con la designación de Bellido como primer ministro después de que este hubiese sido acusado de apología al terrorismo y de expresar opiniones homofóbicas. Asimismo, hace apenas dos semanas, el ministro de Exteriores, Héctor Béjar, un exintegrante de la guerrilla guevarista de los años 60, renunció a su cargo después de acusar a la Marina de haber financiado el terrorismo.

De acuerdo con el diario La República, la oposición tiene en la mira al exfiscal y actual ministro del Interior, Juan Carrasco, también por un hecho relacionado con el senderismo, y al ministro de Defensa, Walter Ayala, quien fue cesado de la Policía tras una medida disciplinaria menor en 1997. A su vez, la prensa ha apuntado contra Vladimir Cerrón, el líder de Perú Libre.