Seis hombres se toman de las manos mientras sonríen a cámara. Las sonrisas desbordan sus rostros. A algunos más que otros. Con este apretón de manos simultáneo, los representantes de Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Marruecos, Egipto, Estados Unidos e Israel dan por terminada una cumbre histórica. Es la primera vez que tantos funcionarios árabes, estadounidenses e israelís se encuentran en suelo israelí. El Estado hebreo ya es una potencia amiga para muchos países de la región. Dos días de reuniones y primeras tomas de contactos resultan en un foro regional regular que en su unidad, busca disuadir a Irán.  

Mientras, al otro lado de la Línea Verde, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, se atrevía a denunciar el "doble rasero flagrante" de Occidente. En un encuentro con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, le ha reprochado sus acciones contra Rusia contrapuestas a su apoyo a Israel. "A pesar de los crímenes de la ocupación israelí que equivalen a limpieza étnica y discriminación racial, no encontramos a nadie que responsabilice a Israel por comportarse como un Estado por encima de la ley", ha apuntado. Este lunes también ha recibido la visita del rey de JordaniaAbdalá II, a Cisjordania, la primera desde el 2017, y le transmitió su apoyo a la causa palestina.

"Lo que estamos haciendo aquí es hacer historia, construir una nueva arquitectura regional basada en el progreso, la tecnología, la tolerancia religiosa, la seguridad y la cooperación en inteligencia", ha presumido el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Yair Lapid. "Esta nueva arquitectura, las capacidades compartidas que estamos construyendo, intimida y disuade a nuestros enemigos comunes, en primer lugar, Irán y sus representantes", ha añadido. A continuación, sus homólogos emiratí, bahreiní, marroquí, egipcio y estadounidense se han unido a esta celebración unánime de la "paz".

Ataque terrorista 

Además, la cumbre celebrada en el Néguev se ha visto empañada por un atentado terrorista reivindicado por el Estado Islámico al norte del país. Dos israelís armados mataron este domingo a dos policías antes de ser reducidos en Hadera, a 50 kilómetros de Tel Aviv. Estos encuentros llegan en un contexto de tensión con la Administración Biden, ya que muchos de los aliados de Estados Unidos ven una falta de compromiso por parte del presidente en la región. Aunque fue EEUU el que en 2020 ayudó a Israel a negociar los Acuerdos de Abraham con estos Estados árabes, ahora es el país hebreo el que asume el rol de mediador entre Washington y ellos. 

Blinken ha viajado a Israel también con el objetivo de presionar a sus aliados árabes para que aumenten su apoyo a Ucrania para evitar la invasión de Rusia. Más allá de Israel, hasta ahora, los demás estados no han condenado con convicción las acciones rusas ni han prestado demasiado apoyo a la población invadida. La dependencia energética y alimentaria respecto del país de Vladímir Putin se lo impide. Mientras, Israel lleva desde el inicio del conflicto actuando como mediador entre ambas partes, aún sin condenar a su aliado ruso.

"Premio" para Israel

Esta cumbre supone para el Estado hebreo la consolidación de su importancia como potencia regional y mundial. Además, la guerra de Ucrania ha ayudado a acelerar el realineamiento de las alianzas en Oriente Próximo. El primer ministro israelí, Naftali Bennett, no ha podido disfrutar del fruto de su trabajo ya que después de la reunión con Blinken, dio positivo por covid-19. Durante el domingo, el representante estadounidense quiso aligerar las preocupaciones de sus aliados por la posible restauración del acuerdo nuclear del 2015 con Irán

"Hay diferentes perspectivas que se discuten, hay cierto acuerdo sobre algunas cuestiones y menos sobre otras, pero no hay ninguna duda alrededor de esta mesa que Irán no debe ser una potencia nuclear", dijo en Jerusalén. Precisamente la posibilidad de un nuevo acuerdo nuclear con el país de los ayatolás es una de las principales zozobras de los participantes de la cumbre. La resolución de las negociaciones entre Irán y otras potencias parece cada vez más cerca y a todos ellos les preocupa que su resultado permita a los iranís desarrollar un mayor poder nuclear. "Se volvería aún más agresivo y creería que podría actuar con una falsa sensación de impunidad", apuntó Blinken.

Los representantes también han mostrado cierta preocupación por un posible aumento de la violencia en Israel y los territorios ocupados palestinos en unas semanas, cuando coincidirán tres importantes festividades judía, musulmana y cristiana. Por su parte, los palestinos han denunciado la ausencia de una invitación para sumarse a la cumbre. Mientras los Acuerdos de Abraham disparan la cooperación comercial y diplomática entre Israel y sus nuevos aliados árabes, también disminuyen las prioridades para los gobiernos árabes de resolver el conflicto palestino-israelí. El primer ministro palestino, Mohamed Shtayeh, ha tildado de "gran ilusión" la cumbre por excluir a su pueblo y la ha descrito como un "premio" sin orden judicial para Israel.