'Una vida, muchas vidas', se llama la autobiografía de Gustavo Petro. Se publicó en 2021, cuando Colombia se incendiaba en las calles. El libro quedó incompleto. Le faltaba el capítulo que acaba de escribirse: la llegada a la presidencia de un ex guerrillero que nació en Ciénaga de Oro, en el departamento de Córdoba, lejos de Bogota, a 700 kilómetros, y que ha llegado mucho más lejos de lo que él mismo imaginaba.

El futuro presidente nació un 19 de abril de 1960. Ya en su infancia, su familia se trasladó a la periferia bogotana. A pesar de haber vivido en un hogar pobre, nunca le faltó un libro. "Fui un lector ávido. En la adolescencia ya leía Las confesiones, de Jean Jacques Rousseau, y desde ahí comenzó a interesarme la historia…De todos modos, no dejé de leer novelas, quizás muy avanzadas para mi edad, como 'Miguel Strogoff', de Julio Veme, en primaria, y, más adelante, 'Crimen y castigo', de Fiódor Dostoievski". Estudió economía. Apenas comenzó su carrera universitaria, a los 17 años, se incorporó al Movimiento 19 de abril (M-19). Llegó a ser el más joven de los cinco miembros de la Dirección de la Región Central de esa guerrilla urbana. Su nombre de guerra fue Aureliano, un secreto homenaje a la literatura y, en particular al Coronel Aureliano Buendía, el personaje de la novela señera de Gabriel García Márquez"La lectura de 'Cien años de soledad' me pareció mágica, porque me recordaba a la costa Caribe como un rumor inconsciente.". Era la memoria de su primera infancia la que se asociaba a su vida clandestina.

Petro no participó de importantes acciones armadas. Estuvo preso 18 meses y asegura haber sido torturado. Pronto entendió la primacía de la política sobre las armas. A fines de los años ochenta fue un entusiasta promotor del desarme del M-19 al lado del líder de ese grupo, el asesinado Carlos Pizarro. Lo eligieron congresista en 1991. Su vida corrió peligro y se exilió. Estuvo varios años fuera del país. Al retornar se convirtió en congresista. Integro la bancada del Polo Democrático Alternativo. Llegó a ser alcalde capitalino. Compitió por la presidencia en 2010. Obtuvo el cuarto puesto. Perdió la segunda vuelta contra Iván Duque en 2018. Esa campaña le dejó una experiencia transformadora. "Dejé de sentirme como un individuo, los vientos de las gentes me llevaban de un lugar a otro, me hacían un gigante".

Lejos de Caracas, cerca del ambientalismo

Se desempeñó como alcalde capitalino. Fue suspendido y rehabilitado con un no desdeñable respaldo popular que él avizoró como un punto de inflexión en su carrera. En 2018 había perdido porque lo asociaron con el madurismo. En rigor, las viejas simpatías de Petro con Hugo Chávez se habían diluido mucho antes. Si algo lo distancia del país vecino, más allá de sus liderazgos, es el diseño de un país completamente dependiente del petróleo. Petro quiere ir en la dirección contraria, abandonar una matriz económica basada en el carbón y los hidrocarburos. Por eso termina su libro, por estas horas leído en clave, dice: "A veces me pregunto, ¿Qué futuro se merece Colombia? Para mí, la respuesta incluye dos elementos: el saber y el reequilibrio con la naturaleza. Si el país se mueve hacia la mitigación del cambio climático tiene futuro. De lo contrario, no tendrá otra opción sino fenecer".

Pavimentó su camino hacia el Palacio de Nariño al compás de una canción que, además de invitar al meneo, prometió una Colombia Humana. "Lo bueno ya se viene". Algunos en la elite no se lo tomaron debidamente en serio. "Sí, se pudo", gritaron en su noche triunfal los que salieron a festejar la victoria. Los que lo conocen suelen subrayar su perseverancia, a veces rayana con la testarudez, pero también su capacidad para el diálogo. El presidente electo quiere una reforma impositiva y que no recaiga sobre las espaldas de los pobres, modificar el servicio militar y ubicar a una mujer al frente del ministerio de Defensa. Se propone además crear un Ministerio de la Igualdad y promover el empleo con un salario básico. Sabe que no podrá hacer milagros y que el país debe "producir" antes que comenzar una redistribución virtuosa. "Vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia, no porque lo adoremos sino porque primero tenemos que superar la premodernidad, el feudalismo, los nuevos esclavismos. Tenemos que superar mentalidades atávicas ligadas al mundo de siervos que tenía como contraparte a los señores y los dueños. Tenemos que construir una democracia a partir de que exista un pluralismo de conciencias y colores. Un pluralismo económico".