Cónclave virtual

Borrascas en la segunda cumbre para la democracia organizada por Biden

La falta de compromisos obligatorios, tensiones con Israel y episodios preocupantes en países como México, India y Brasil enturbian el cónclave

El presidente de EEUU, Joe Biden.

El presidente de EEUU, Joe Biden. / EFE

Idoya Noain

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha llegado este miércoles a la segunda cumbre para la democracia organizada en su mandato con un mensaje optimista que ya lanzó en su discurso sobre el Estado de la Unión. “Hoy podemos decir con orgullo que las democracias del mundo se están fortaleciendo, no debilitando, mientras las autocracias se debilitan, no se fortalecen”, ha dicho. El momento en el que se produce este encuentro virtual ofrece una perspectiva bastante más complicada. Y subraya las debilidades de un cónclave que, con compromisos de carácter voluntario y sin ningún mecanismo para asegurar su cumplimiento o el mantenimiento de estándares democráticos en los países participantes, es visto con abundante escepticismo e incluso como intrascendente.

Una de las muestras más evidentes de las borrascas sobre esta cumbre, y de sus paradojas, es la tensión elevada entre dos inquebrantables aliados como Estados Unidos e Israel. El martes, Biden se mostró “muy preocupado” por la reforma judicial propuesta por el gobierno de Benjamín Netanyahuy llegó a decir que “no pueden seguir por ese camino”, mensaje al que el primer ministro israelí ha replicado rechazando “presiones incluso de los mejores amigos”. En cualquier caso, la Casa Blanca ha mantenido la invitación a Netanyahu a participar en la cumbre, en la que intervino el martes con un vídeo en el que defendió que Israel sigue siendo una “democracia robusta” en medio de “un debate público muy intenso”. “La democracia significa la voluntad del pueblo expresada por la mayoría, y también significa la protección de derechos civiles, derechos individuales”, añadió.

No son los únicos nubarrones sobre el optimista mensaje de Biden. En México avanzan reformas legislativas que minarán la supervisión elecciones, en otro aliado como India se ha expulsado del Parlamento al líder de la oposición y Brasil vivió a principios de año una insurrección similar a la que EEUU sufrió con el asalto al Capitolio.

La utilidad de la propia cumbre, que Biden ofreció como una de sus promesas de campaña cuando era candidato, es además puesta en entredicho. Esta vez Washington ha tratado de frenar críticas que recibió la primera de 2021 sumando a la organización a cuatro países: Corea del Sur, Costa Rica, Holanda y Zambia, que también celebran eventos. En esta edición, que arrancó el martes y termina el jueves, participan 120 países pero hay también ausencias, como las de Hungría y Turquía, dos miembros de la OTAN que no están invitados, o la de Pakistán, que como en la primera ha declinado asistir, en un gesto ampliamente interpretado como un intento de no molestar a China.

Compromisos

Para la Administración de Biden, en cualquier caso, la cumbre sirve para tratar de reforzar alianzas y proyectar compromiso con los avances democráticos. Y el mandatario ha anunciado que planea destinar en los dos próximos años 690 millones de dólares a la Iniciativa Presidencial para Renovación Democrática que lanzó en la primera cumbre anunciando entonces algo más de 400 millones de dólares. Esos fondos irían destinados, según ha explicado la Casa Blanca, a apoyar a medios de comunicación libres e independientes, a combatir la corrupción, a reformistas demócratas y los derechos humanos, a avances en tecnología que respalden la democracia y a elecciones libres y justas

En la parte tecnológica se ha anunciado también un acuerdo con 10 países para limitar el uso de tecnología de vigilancia, un pacto que llega días después de que Biden firmara en EEUU una orden ejecutiva que prohíbe a agencias de EEUU usar herramientas de “spyware” que se hayan usado para vigilar activistas de derechos humanos, periodistas y disidentes.

Algunas de las voces críticas del encuentro, no obstante, subrayan una inconsistente política de Washington cuando se habla, por ejemplo, de derechos humanos. Y esas críticas se sustentan sobre casos como el de Arabia Saudí. Biden prometió convertirlo en “estado paria” tras el asesinato de Jamal Kashoggi pero la promesa se la ha llevado el viento.

Ucrania

La guerra lanzada por Rusia con la invasión de Ucrania ha sido otro de los ejes de la cumbre. En su intervención este miércoles, en la misma sesión que Biden, el presidente ucranio, Volodímir Zelenskiha renovado su llamada a recibir más armas. Y también ha vuelto a rechazar las voces que sugieren una salida negociada con Vladímir Putin para el conflicto. “Debemos abandonar el delirio de que llegar a un compromiso con el mal puede darte algo de la libertad”, ha dicho. “Los enemigos de la democracia deben perder”.