Crisis social y política en Francia

Fracasa la primera reunión entre el Gobierno francés y los sindicatos sobre las pensiones

La primera ministra Élisabeth Borne y los líderes sindicales se reúnen por primera vez este año para hablar sobre reforma de las prestaciones tras dos meses de protestas

Fracasa la primera reunión entre el Gobierno francés y los sindicatos sobre las pensiones.

Fracasa la primera reunión entre el Gobierno francés y los sindicatos sobre las pensiones.

Enric Bonet

Menos de una hora reunidos y sin ningún avance. Tras dos

, el Gobierno francés y los sindicatos se reunieron este miércoles, por primera vez este año, para discutir sobre la impopular reforma de las pensiones. Como era previsible, el encuentro resultó un “fracaso”. No sirvió para desencallar ni aportar ninguna solución al actual pulso sobre la subida de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años (con 43 años cotizados para recibir una pensión completa). 

El guion del encuentro estaba escrito de antemano y no hubo ningún giro inesperado. Por un lado, el Ejecutivo de Emmanuel Macron mantiene su criticada medida y no hace ninguna concesión a los dirigentes sindicales. Por el otro, las organizaciones de trabajadores no bajan los brazos. Han convocado para este jueves la 11ª jornada de huelgas y manifestaciones —la 9ª en el marco de una huelga general— en todo el país. Aunque los basureros en París retomaron el trabajo tras casi 20 días de huelga ilimitada, otros paros laborales ilimitados continúan en otros sectores, como en algunas refinerías de combustible. Un grupo de sindicalistas ocupó este miércoles por la mañana el Arco de Triunfo en París y desplegó una gran pancarta con el mensaje: “No a los 64 años”.

“Hemos vuelto a decir a la primera ministra (Élisabeth Borne) que solo habrá una solución democrática con la retirada del texto. Ella ha respondido que desea mantenerlo, se trata de una decisión grave”, ha asegurado al salir del encuentro en el palacio de Matignon Cyril Chabanier, líder del sindicato moderado CFTC y que habló en nombre de la coalición unitaria de todos los sindicatos, que actúan de manera conjunta por primera vez desde 2010. 

Una reunión “inútil”

Permanece el empate catastrófico entre Macron y los sindicatos. El presidente francés impuso la reforma a través de un polémico decreto el 16 de marzo, logrando una victoria política pírrica y que ha reforzado las intenciones de voto de la ultraderechista Marine Le Pen. En cambio, las organizaciones de trabajadores se han ganado la simpatía de la mayoría de la opinión pública (cerca del 70%) y organizado las movilizaciones más multitudinarias del siglo XXI en Francia. Pero no han obtenido la retirada de la medida, a diferencia de lo sucedido en otras históricas luchas sociales en el bullicioso país vecino, como en 1995, 2006 o 2018 con la revuelta de los chalecos amarillos.

La nueva líder de la CGT —el principal sindicato francés junto con la moderada CFDT—, Sophie Binet, ha tachado de “inútil” la reunión. También ha criticado a un “Gobierno radicalizado, obtuso y desconectado” de la realidad, además de “irresponsable” por el clima social que ha generado. Tras la aprobación del texto a través del polémico artículo 49.3 de la Constitución, que permite aprobar una medida sin una votación parlamentaria, la oleada de contestación social derivó en crisis política. A mediados de marzo, se produjeron disturbios en París y otras grandes ciudades durante siete noches consecutivas, pero la indignación bajó un pelín desde la semana pasada.

Aunque la reunión no ha servido para gran cosa, la primera ministra Borne prefirió ver el vaso medio lleno. “Ha sido una conversación respetuosa y en que cada uno ha podido expresarse y escucharse”, declaró. A pesar de “un desacuerdo sobre la edad” de jubilación, “no contemplo avanzar sin los actores sociales”, afirmó esta dirigente, que sale muy desgastada del pulso con los sindicatos y cuyo futuro a medio plazo en Matignon está en el aire. 

Miradas puestas en el Consejo Constitucional

El Ejecutivo quiere pasar página del actual conflicto social. Le gustaría hablar con los sindicatos sobre otras medidas menos conflictivas. Por ejemplo, discutir sobre una nueva reforma laboral focalizada en las condiciones de la gente mayor o que también podría introducir de manera experimental (sin reducción del tiempo de trabajo) la semana de 4 días. Tras haberse sentido menospreciados, los dirigentes sindicales no tienen ninguna prisa para debatir sobre otras medidas con Borne, quien se ha mantenido inflexible a lo largo del pulso por las pensiones. Las autoridades también rechazaron la propuesta sindical de no aplicar, de momento, la subida de la edad de jubilación —cuya entrada en vigor progresiva está prevista para el verano— y abrir una nueva ronda de negociaciones.

Macron, que empezó este miércoles un viaje oficial en China, no ha participado en la reunión. El dirigente centrista atraviesa una de las peores crisis de su presidencia y su popularidad ha caído a los niveles más bajos desde la revuelta de los chalecos amarillos. Pero ya había dicho que no se reuniría con los líderes sindicales hasta que se pronuncie sobre el texto el Consejo Constitucional

El equivalente galo del Tribunal Constitucional anunciará su esperada decisión el 14 de abril. Según algunos expertos en derecho constitucional, podría censurar la reforma, después de que el Ejecutivo recurriera a múltiples mecanismos legales para aprobarla lo más rápido posible. “Es la responsabilidad del Consejo Constitucional (…) entender que nuestra democracia necesita apaciguamiento”, dijo Laurent Berger, secretario general de la CFDT. Todas las miradas en Francia están puestas en este organismo, compuesto por una mezcla de magistrados y políticos veteranos.