Visita a Berlín

Lula obtiene el apoyo de Scholz para cerrar el acuerdo Mercosur-UE frente al bloqueo de Francia y Argentina

El presidente brasileño ve en Pedro Sánchez al gran aliado europeo en ausencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ausente en la cumbre de Mercosur por "razones de agenda'

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, junto al canciller alemán, Olaf Scholz.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, junto al canciller alemán, Olaf Scholz. / EP

Gemma Casadevall

"Brasil no se rinde. Los brasileños no nos rendimos", aseguró desde Berlín Luiz Inácio Lula da Silva, ante un canciller Olaf Scholz que apelaba al "pragmatismo" para cerrar de una vez el acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea (UE). El líder brasileño cuenta entre sus aliados con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y de su homólogo alemán. Pero con el rechazo tanto del francés Emmanuel Macron como del argentino Alberto Fernández. Ni el apoyo de los socialdemócratas Sánchez y Scholz ni la negativa de Macron se debe a cuestiones partidarias, aseguró Lula. Francia bloqueó el acuerdo tanto con el conservador Nicolas Sarkozy en la presidencia como bajo socialista François Hollande, recordó el líder brasileño. París bloquea el acuerdo con Mercosur por intereses "proteccionistas", según Lula. El rechazo del Gobierno argentino saliente no tiene por qué perpetuarse bajo el electo Javier Milei, aventuró Lula, aunque sin precisar en qué fundamenta estas esperanzas.

El caso es que Lula esperaba ver firmado a finales de esta semana el acuerdo Mercosur-UE, generador del mayor mercado del mundo con 780 millones de ciudadanos. El bloque del Mercosur está integrado por BrasilArgentinaParaguay Uruguay. El marco anhelado por Lula era la cumbre de Mercosur bajo presidencia brasileña en Río de Janeiro que arranca este miércoles, donde se espera a Sánchez representando a la UE. Lula ve en el español al gran aliado europeo en ausencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que "no viajará a Brasil por razones de agenda". "Ignoro qué razones personales tiene (el presidente argentino) para decir que no quiere suscribirlo", añadió. Desde Buenos Aires, el Ejecutivo saliente ha afirmado que "no hay tiempo" para firmar esta semana el acuerdo, cuya negociación está atascada desde 2019.

"Llevamos 23 años trabajando en esto... Yo no me rindo, lo he demostrado toda mi vida. Los brasileños no nos rendimos", enfatizó Lula, mientras Scholz se limitaba a expresar su confianza en que se conseguirá derribar los rechazos persistentes.

Carisma frente a frialdad

Fue un Lula en estado puro, emocional y apasionado, ante un Scholz asimismo muy en su papel; es decir, como exponente de su frialdad. El presidente brasileño ha sido en toda su trayectoria política un invitado habitual en actos del Partido Socialdemócrata (SPD) de Scholz. Pero por encima de las afinidades políticas hay diferencias abismales entre uno y otro.

El presidente brasileño adoptó un tono más cercano al acto público que a una rueda de prensa para recriminar a la ONU que "no cumple con el papel para el que fue creada"; es decir, mantener la paz en el mundo. Y aplicó esta acusación tanto a la guerra de Ucrania como a Oriente Próximo. Imputó a Israel "acciones terroristas" contra la población palestina. Scholz, entre tanto, trataba de defender como "opiniones compartidas" que tanto Brasil como Alemania "condenan los actos atroces del 7 de octubre", es decir, los ataques de Hamás que precipitaron la respuesta de Israel. "Ambos estamos convencidos de que debe haber una solución política y de que ésta se basa en la fórmula de los dos Estados, israelí y palestino", añadió el canciller. Alemania mantiene la línea de la solidaridad incondicional hacia Israel, por razones de responsabilidad histórica, aunque ahora ha endurecido algo el tono hacia Tel Aviv y apremia a proteger las vidas de los civiles palestinos.

Las diferencias se plasmaron asimismo al ser preguntado Lula si invitará a Vladímir Putin a la cumbre del G20 --el grupo de las grandes potencias y de los países emergentes-- que tendrá lugar el próximo año bajo presidencia brasileña. "Será invitado y, si acude, deberá afrontar las consecuencias de la orden de arresto internacional", aseguró. Aludió a continuación a que Brasil ha suscrito el Estatuto de Roma de la Corte Internacional de La Haya, lo que no han hecho ni Rusia ni tampoco, recordó, Estados Unidos. "¿Si será detenido o no? Eso no lo decide el jefe del Estado, sino la justicia", añadió. Mientras Lula se distanciaba algo de su cercanía hacia el líder del Kremlin, Scholz recordó que Alemania es, después de Estados Unidos, el país que más apoyo militar y político ha prestado a Kiev.

Retomar la alianza estratégica rota bajo Bolsonaro

Lula acudió a Berlín para presidir las consultas intergubernamentales germano-brasileñas, las primeras que se celebran en ocho años entre ambos países. Brasil es el primer socio comercial de Alemania a escala de América Latina y Berlín reconoció al país sudamericano aliado preferente en 2015, con la cancillera conservadora Angela Merkel en el poder.

Pero el formato de consultas bianuales quedó en suspenso en 2019, tras acceder Jair Bolsonaro a la presidencia brasileña. Alemania congeló a raíz de la devastadora campaña de deforestación del líder ultraderechista el llamado Fondo Amazónico, instituido junto con Noruega. Con el regreso de Lula a la presidencia se reactivó esta iniciativa amazónica tanto por parte de Berlín como de Oslo. Desde el punto de vista bilateral, el punto esencial de la visita de Lula fue la firma de la llamada Asociación por una Transformación Justa y Ecológica, seguida de la intervención del presidente brasileño ante la Cámara del Comercio y la Industria alemana (DIHK).