Congreso del partido

La socialdemocracia de Scholz cierra filas en tiempos revueltos

La oposición conservadora desafía al canciller a un voto de confianza

El canciller alemán, Olaf Scholz.

El canciller alemán, Olaf Scholz. / EP

Gemma Casadevall

Nada favorecía las alegrías en el congreso federal del Partido Socialdemócrata (SPD) de Olaf Scholz, abierto este viernes coincidiendo con el segundo aniversario de su ascenso al poder. En Berlín el tema prioritario es la imposibilidad del tripartito del canciller con verdes y liberales para sacar adelante antes de cerrar el año los presupuestos de 2024. Le sigue la caída a mínimos de la valoración de Scholz entre sus ciudadanos --solo un 20% respalda su gestión--, así como los desafíos de la oposición. Por si faltaban pocos ingredientes negativos, la apertura del congreso se celebró con medio pabellón vacío: una nueva e inoportuna huelga de los trenes alemanes paralizó el tráfico ferroviario de todo el país, mientras el sur alemán lleva colapsado toda la semana por intensas nevadas. Algunos delegados llegaron tarde o se quedaron en casa siguiéndolo por 'streaming'.

Los dos copresidentes del SPD, Saskia Esken y Lars Klingbeil, lograron su reelección para el cargo por un 82,6% y un 85,6% de los votos de los delegados. Ambos evitaron en sus discursos cualquier toque triunfalista o de euforia. Esken, resfriada y casi sin voz, alertó del peligro para la democracia que supone la ultraderecha. Klingbeil llamó a cerrar filas en un vibrante discurso concentrado en los ataques a la oposición conservadora, la primera fuerza en intención de voto. Mientras que al SPD se le pronostica un 14% --en práctico empate con los Verdes-- al bloque conservador se le estima un 30% y a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) un 23%, con opción al primer puesto en el este del país.

A esta primera jornada seguirá este sábado la intervención de Scholz. En los márgenes de los debates, el canciller mantendrá una bilateral con el presidente del Gobierno español y líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien luego hablará ante el congreso de la socialdemocracia alemana. Será el más destacado invitado internacional al congreso, a punto de cerrarse el semestre en que España ha ejercido la presidencia rotatoria de la UE. De Sánchez se espera en Berlín una dosis de optimismo, en medio del ambiente alicaído que rodea a Scholz.

Dos años después del relevo perfecto

Cualquier alusión al 8 de diciembre de 2021, cuando el socialdemócrata Scholz y la conservadora Angela Merkel escenificaron un traspaso de poder armónico, estaba condenada, por contraste, al paralelismo con el mal momento actual. Scholz pasó entonces del puesto de ministro de Finanzas bajo Merkel a ponerse al frente de un tripartito inédito, a escala federal. Le bastaron dos meses de exitosa negociación entre socios ansiosos por limar asperezas. Pero la crisis energética precipitada por la invasión de Ucrania obligó a los ecologistas a aparcar la necesaria transición a una economía verde; los liberales tuvieron que postergar sus propósitos de regresar a la contención del gasto público. Todo ello, en medio de la imperiosa necesidad de poner al día a una Alemania rezagada en materia digital, climática y de infraestructuras tras los 16 años de la "era Merkel".

Ambas cuestiones --la transición energética y el llamado freno a la deuda-- son las respectivas señales de identidad de los dos socios de Scholz, verdes y liberales. El tripartito alemán llega así a la mitad de la legislatura enredado en un agujero presupuestario de 60.000 millones de euros, revelado por una sentencia del Tribunal Constitucional defensora del llamado freno a la deuda.

Una corriente del partido liberal pretende impulsar, vía consulta entre los militantes, el fin de la coalición. El secretario general de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Carsten Linnemann, ha desafiado a Scholz a someterse a un voto de confianza del Bundestag (Parlamento federal). Su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) dice "prepararse" ya para elecciones anticipadas, según su líder, Markus Söder.

La AfD, extremista y dominante en el este

La AfD viene reclamando la dimisión de Scholz prácticamente desde el inicio de la legislatura y no dejará de hacerlo ante la debilidad del tripartito, aunque en estos momentos tiene ya otros problemas. Los servicios de espionaje de Interior de Sajonia han recalificado el partido como "extremista", lo que amplía las posibilidades de observar sus actividades, incluidas las de sus diputados. Es el tercer estado federado que adopta esta decisión, tras los de Turingia y Sajonia-Anhalt, asimismo en el este del país. Son parte del territorio donde mejores resultados ha obtenido la AfD en las urnas.

Sintomático es el caso de Turingia, uno de los tres estados donde el próximo año hay comicios regionales. Su cabecilla es la figura más destacada de su ala radical, Björn Höcke, el mayor captador del voto extremista e incluso declaradamente neonazi entre la familia ultraderechista alemana.  Supuestamente, uno de cada tres electores están dispuestos a votarle, lo que le convertiría en fuerza más votada del 'land'.