Las huellas encontradas en Sierra de Luna son de un mastodonte o de algún miembro de la familia de los perisodáctilos --animales de dedos impares-- como caballos, rinocerontes o tapires. Así lo han confirmado desde la Dirección General de Patrimonio de la DGA, tras la visita que un equipo de paleontólogos, encabezado por José Antonio Andrés, ha realizado al municipio, donde examinaron las "ignitas" --como se denominan a estas huellas--, situadas en Val de Liso, un paraje ubicado a 3,5 kilómetros de Sierra de Luna.

En un primer momento, según comenta el alcalde sierralunero, Pedro Naudín, "pensamos que las huellas eran de dinosaurios". Una afirmación que ha quedado obsoleta, ya que "los restos son más modernos, aunque igualmente interesantes, ya que las marcas de mamíferos prehistóricos son escasas en nuestra comunidad. Concretamente, sólo se han encontrado en Loarre y en Abiego", explica el Director General de Patrimonio, Jaime Vicente.

Con este descubrimiento queda demostrado que en las proximidades de Sierra de Luna habitaron estos seres del Terciario, un periodo que comenzó hace 65 millones de años y finalizó hace 1,7.

El descubrimiento de las huellas se produjo de manera casual, cuando José Antonio Sierra, un pastor de la localidad, vio unas extrañas muescas en lo alto de un monte ubicado en Val de Liso. Este pidió a un amigo suyo que fuera un día al municipio a verlas y después avisaron a los responsables municipales. Enseguida "nos pusimos en marcha, ya que el terreno en el que están ubicadas es tremendamente frágil y la acción de los agentes climáticos está haciendo que se deterioren muy rápido", comenta el alcalde de Sierra de Luna.

Al observar las ignitas se aprecia que son dos tipos, por un lado unas en las que se muestran cinco dedos y otras en las que se ven tres. Esto ha hecho pensar en la posibilidad de que sean dos animales diferentes los que las dejaron.

En total se pueden contemplar perfectamente unas quince marcas, "aunque no se descarta la posibilidad de que en las proximidades haya más", apunta el Pedro Naudín.

Por el momento, el equipo de paleontólogos está elaborando el estudio científico, para fijar la cronología de las ignitas, luego se procederá a una prospección de la zona y, finalmente, a la protección de las huellas.

Por su parte, desde el consistorio "tendremos que pensar en instalar algún sistema de seguridad, para conservarlas, ya que pueden convertirse en uno de nuestros reclamos turísticos", argumenta José Luis Lambán, teniente de alcalde del consistorio sierralunero.

Hace varios años un vecino ya encontró un hacha de sílex en un campo de cultivo.

NURIA ASIN