«Su importancia y relevancia solo es comparable a la que supuso la llegada de General Motors a la Comunidad hace 40 años. Es la Opel de la agroalimentación». Con estas palabras quiso subrayar el presidente de Aragón, Javier Lambán, la importancia del proyecto que el grupo Alimentario Guissona, conocido por sus tiendas BonÀrea, va a desarrollar en Épila. Un proyecto que contempla la creación de un gran complejo alimentario-logístico que se ubicará junto a la autovía A-2, en una superficie de unas 140 hectáreas, que supondrá una inversión de 400 millones en los próximos diez años y, lo que es más importante, generará 4.000 empleos directos cuando esté plenamente operativo.

Ello constituye, sin duda, una excelente noticia para Épila, como señaló su alcalde, Jesús Bazán, que mostró su satisfacción ante un proyecto que «marcará el futuro y va a suponer un antes y un después para Épila y para la Comarca de Valdejalón en cuanto a creación de empleo, implantación de empresas auxiliares y fijación de población».

Esta gran iniciativa empresarial se dio a conocer el 3 de febrero con la firma del convenio de colaboración que tuvo lugar en la sede de la DGA entre el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, y el presidente de BonÁrea, Jaume Alsina, en la que también estuvo presente el alcalde de Épila, Jesús Bazán.

Días más tarde, el 16 de febrero, el presidente autonómico, el director de Nuevos Proyectos del grupo Guissona, Salvador Raïch, y el director de Ingeniería y Energía de la compañía, Andreu Puig Trepat, se desplazaron a Épila para rubricar el acuerdo con el ayuntamiento en un acto al que acudieron numerosos vecinos, representantes del sector agroalimentario y autoridades , y después se desplazaron a ver los terrenos. Antes, el 8 de febrero el pleno municipal había aprobado su adhesión al acuerdo.

GRAN IMPACTO

Con el futuro centro de Épila, la primera empresa agroalimentaria del país pretende replicar en Aragón su centro de producción y logístico Guissona (Lérida), con el objetivo de impulsar su nueva expansión. De hecho, esta segunda unidad productivo-logística que generará 4.000 empleos directos, servirá para abastecer las tiendas BonÁrea, actuales y futuras, en las zonas de Aragón, Navarra y norte, Madrid y centro y Levante, con una capacidad de abastecimiento superior a los mil puntos de venta.

Pero, la implantación de esta empresa supone, además, impulsar y estructurar el sector agroalimentario aragonés y consolidar a la Comunidad como centro logístico de referencia. En concreto, Jesús Bazán hizo referencia a su repercusión directa sobre el sector primario. «Además de los 4.000 puestos directos, más los indirectos y todos los servicios que se van a desarrollar a su alrededor, la llegada de BonÀrea se va a notar, sobre todo, en la agricultura y la ganadería porque está claro que toda la materia prima necesaria para sacar sus productos la van a comprar en la zona», señaló. Solo hay que ver que en torno al centro actual ubicado en Lérida, la cooperativa de Guissona tiene vinculados a unos 12.000 agricultores y ganaderos, 2.000 de ellos aragoneses.

En la misma línea se manifestó la presidenta comarcal, Marta Gimeno, que se refirió a la llegada de BonÀrea a Épila como un «proyecto de sostenibilidad en el territorio rural que permitirá asentar población y con el potencial de atraer y arrastrar a otras empresas a la misma localidad o a otras próximas como La Almunia, Ricla o Calatorao, además de suponer una revolución para la agricultura y la ganadería». Además, Gimeno quiso felicitar al Ayuntamiento de Épila y a su alcalde por la gran gestión realizada.

Más allá, incluso, fue la consejera de Economía, Industria y Empleo, Marta Gastón, que habló de «un proyecto estratégico para la Comunidad» que combina «el valor de la ubicación de Aragón en España, óptima para la distribución, la potencia del sector agroalimentario de la Comunidad y el uso eficiente de una avanzada red de infraestructuras». Es más, Gastón indicó que «el refuerzo mutuo de la logística, la industria agroalimentaria y el sector primario puede generar en total alrededor de 10.000 empleos, —calculó—; ya que a los 4.000 directos en el complejo de Épila habrá que añadir unos 5.000 productores asociados en agricultura y ganadería y otros 1.000 empleos en las nuevas tiendas de la red BonÀrea».

Por todo ello, y dada la repercusión del proyecto, tanto el Gobierno de Aragón como el Ayuntamiento de Épila se han comprometido a facilitar en los posible los trámites administrativos, empezando por su declaración como proyecto de interés autonómico el 14 de febrero e impulsando un Plan de Interés General de Aragón (PIGA).

POR FASES

Tal y como avanzó el presidente de BonÀrea, el macrocomplejo proyectado en Épila se ha planteado a medio plazo. De esta forma, aunque las primeras obras podrían comenzar a finales de 2018 o principios de 2019, una vez terminada la tramitación administrativa, no será hasta dentro de diez años cuando alcance su pleno rendimiento.

De esta forma, la primera fase se iniciará con la urbanización de la parcela y la construcción de un almacén logístico, ya que la compañía espera contar hacia 2021 con un primer centro de distribución. Posteriormente, en una segunda fase, se realizará la construcción de las naves industriales para matadero de aves, porcino, vacuno y ovino, plantas de elaborados cárnicos, secaderos de jamones, línea de pan, fábrica de petfood y la puesta en funcionamiento de los servicios generales (depuradora, cogeneración, oficinas, talleres, gasolinera y venta canal Horeca) para el conjunto del nuevo complejo agroalimentario. Quedaría una tercera fase, de 2026 en adelante, en la que el centro podría seguir creciendo en función de los estudios de mercado de la compañía y la apertura de nuevas líneas de productos.

Sin embargo, el grupo alimentario señaló que ya con la puesta en servicio del centro de distribución serán necesarios los primeros trabajadores por lo que avanzó que en breve empezarán a preparar a gente.