Aunque sin acto de inauguración oficial, el macrocomplejo de BonÀrea en Épila, llamado a convertirse en la segunda mayor industria de Aragón cuando la instalación se complete en 2029, ya ha dado su pistoletazo de salida. Según informó El Periódico de Aragón, la compañía ya ha comenzado a trabajar en un espacio de la nave logística que tiene una superficie de 108.000 metros cuadrados. Las primeras operaciones se llevan a cabo en unos 30.000 m2 de dicha nave.

Los trabajos en los distintas naves siguen a buen ritmo para cumplir los plazos que fijan su finalización en 2029. | ÁNGEL DE CASTRO

Para el alcalde de Épila, Jesús Bazán, «es una gran noticia que el proyecto de BonÀrea empiece a funcionar. Sabemos que va a ser un arranque lento, pero es importante que la nave logística ya esté operando y que se empiecen a servir mercancías desde aquí. Y poco a poco se irán completando el resto de naves y los diferentes proyectos».

De hecho, según fuentes de la compañía agroalimentaria catalana, la gasolinera podría estar finalizada y con capacidad para operar antes de final de año para dar trabajo a cinco personas. También está más que avanzada la potabilizadora y la nave de frutos secos, que podría comenzar a operar en los próximos meses cuando se realicen trabajos de albañilería y adecuación del interior.

Jesús Bazán reconoce que «algo afecta la situación económica, pero va todo según lo previsto» y, en línea con las declaraciones de la compañía señala que «hay varios proyectos bastante avanzados como la nave de lavado de cajas, la de frutos secos, y la gasolinera, que podría empezar a funcionar a finales de año o principios de 2023».

CUMPLIENDO PLAZOS

Con todo ello, el Grupo Guissona cumple de momento su planificación, sin dejar que la crisis de materias primas y los sobrecostes afecten al ritmo de ejecución de las obras. Según se recoge en sus planes de obra, antes del próximo 31 de diciembre debería estar finiquitado el centro promocional (que incluirá un supermercado, un restaurante y la citada gasolinera), talleres de mantenimiento y una planta de alimentos para mascotas.

Las labores de logística comenzarán así en breve en fase de cross docking, un anglicismo que designa una forma de reparto en la que los camiones cargan directamente los alimentos desde un tráiler, sin necesidad de almacenamiento de la mercancía.

Desde el grupo agroalimentario aseguran que en los plazos de las instalaciones «más o menos se mantienen los tiempos», algo que no consideran «un tema menor» debido a la magnitud del proyecto. Apuntan además que trabajarán con la modalidad de cross docking durante lo que queda de 2022, lo que dará trabajo a unas 35 personas (entre personal técnico, administrativo, de logística y limpieza), a la vez que requerirá una flota de transporte capilar de unos 25 transportistas.

Pero no será hasta 2023 el momento en el que la Plataforma Agroalimentaria de Épila comience a parecerse al gigante que será dentro de siete años. «Cuando estemos más afianzados implementaremos más procesos logísticos y se prevé crear otros 15 nuevos puestos de trabajo en esta actividad», explican las citadas fuentes de la compañía catalana.

El macrocomplejo de BonÀrea se ubica en el polígono El Sabinar en una parcela de cerca de 180 hectáreas. De forma paralela a la nave logística, se ubicarán plantas de productos no cárnicos –la planta de postres, líquidos, quesos, pan, frutos secos, frutas y verduras– tras ellas estarán las zonas de logística, una planta de elaborados, varios secaderos y la planta de cocinados. A continuación de estas instalaciones se ubicarán los mataderos de aves, ganado y rumiantes, así como, en el otro extremo del centro alimentario, una fábrica de piensos y una gran zona de servicios. También está terminada ya la nave de talleres.

Avanza pues a buen ritmo, «sobre la planificación marcada», tal y como comenta Jesús Bazán, el alcalde de Épila, quien afirma que están a la espera de que lleguen más inversiones al polígono industrial dada la atracción que una inversión como esta ejerce sobre otras grandes empresas interesadas en el eje logístico del valle del Ebro.

Por ahora, en Épila «el movimiento de gente en el complejo se está notando en los restaurantes, en el mercado inmobiliario y en que hay más trabajo para los gremios de la localidad», indica el alcalde, quien añade que «de momento en empleo directo hay poca gente de Épila trabajando porque la mayoría de puestos son para personal cualificado, pero de ahora de adelante esperamos que empiece a entrar a trabajar más gente del municipio”, asegura.

Y es que cuando el macrocomplejo esté terminado en 2029, albergará la segunda mayor plantilla de trabajadores de Aragón, con cerca de 4.000 empleos directos.