Ante el nuevo horizonte que se plantea a corto plazo, donde hay un cambio de concepción cualitativo y cuantitativo en la gestión de fertilizantes, ¿el concepto de suelo agrícola cambia?

Efectivamente, el concepto de suelo va mucho más allá del de un mero contenedor con elementos químicos que actúan como nutrientes y donde crecen plantas. Ese concepto ha quedado ya obsoleto. Yo lo considero más como una especie de biorreactor, un lugar donde confluyen muchísimas reacciones químicas producto de la actividad de los microorganismos presentes que, junto con minerales y otros elementos, conforman un sistema. Es decir, una serie de elementos interconectados e interrelacionados que funcionan de forma coordinada. El suelo es un sistema vivo, dinámico y biológicamente activo formado por comunidades de microorganismos, fracción mineral y fracción orgánica, que interactúan con las plantas.

Desde hace un tiempo se viene hablando de microorganismos, microbioma, microbiota… como parte esencial del suelo y necesario para el buen funcionamiento de los cultivos. ¿A qué se refiere?

Se refiere a ese concepto holístico de suelo, que integra todos los factores que influyen en el ‘ecosistema suelo’ como un todo.

En el suelo viven multitud de organismos que no vemos pero que son imprescindibles para mantener su fertilidad y salud. Las plantas también albergan una gran diversidad de microorganismos, como bacterias y hongos benéficos. Todo este conjunto de microorganismos y sus productos son el microbioma y acompaña a las plantas a lo largo de toda su vida, cambiando con el tiempo o por las condiciones del ambiente.

El microbioma es fundamental para la realización de las diferentes funciones de las plantas. Se trata de ver el sistema planta/microbioma, como un supraorganismo, no de forma aislada. Hasta ahora, se trataban lo problemas de forma parcial, siendo la microbiota del suelo la gran olvidada en la mayoría de programas de fertilización y estimulación.

¿Cómo podemos mejorar los suelos para obtener una buena disposición de nutrientes?

Los microorganismos son capaces de realizar muchísimas cosas, desde ajustar las necesidades hídricas de la planta, solubilizar algunos metales, movilizar materia orgánica, actuar frente a patógenos, etc. En eso radica la importancia de los microorganismos en su doble papel: como PGPRs y como agentes de biocontrol. De hecho, la aplicación de microorganismos seleccionados al suelo puede proporcionar un aporte de N, P, y K mayor que la de un producto tradicional.

Lo interesante precisamente es saber qué microorganismos aplicar, en función de la actividad biológica de los mismos y el estado de salud, la sanidad del suelo del que partimos. Ahí es donde residen actualmente todas las investigaciones, ya que tener un buen pool de microorganismos garantiza cultivos más productivos, y no todos los productos que se basan en microorganismos son iguales. Desde Timac Agro conocemos este problema y hacia él enfocamos nuestros productos. Conocer bien los datos de nuestro microbioma para aplicar soluciones adecuadas es clave.

¿Qué otros beneficios se consiguen si se realiza un buen manejo de suelo buscando su equilibrio entre fracción mineral y microbiológica?

Los beneficios serían muchos, desde el poder conseguir cosechas más productivas, ecológicas y con mayores rendimientos, hasta otros menos evidentes como es el aumento de la sanidad de los suelos y, por tanto, un mayor ahorro en el uso de fitosanitarios convencionales. Además, contribuiremos a mejorar la biodiversidad y el equilibrio del suelo de cara a cosechas futuras.

Ante las pérdidas de suelo que se observa en base, por ejemplo, a la contaminación, ¿qué futuro espera a corto plazo a nuestros suelos?

Yo creo que debemos pensar en el suelo como un recurso no renovable, un recurso finito que estamos degradando. Si no aplicamos urgentemente medidas al respecto, tendremos un problema en el cortísimo plazo con suelos cada vez más empobrecidos y más sensibles a enfermedades. Lo que hay que conseguir es que tanto sostenibilidad y protección del medioambiente vayan de la mano de estrategias para que el agricultor obtenga rendimiento económico.

En este contexto, el uso de insumos de microorganismos adecuados, producto de una I+D aplicada, garantiza que se favorezca a las poblaciones microbianas para proteger y fortalecer los suelos. Es fundamental que aportemos al suelo una correcta dosis de productos basados en microorganismos tanto a nivel de bioprotección, de biocontrol, como de bioestimuación, que regulen el sistema y ejerzan de barrera contra carencias.

Ante la nueva reglamentación Europea que se va a limitar el uso de fertilizantes, ¿qué papel va a jugar este tipo de soluciones basadas en la mejora del microbioma del suelo?

Pues un papel esencial. Acciones como el nuevo Acuerdo Verde o Green Deal, el programa de las Misiones del Suelo, la estrategia de la Granja a la mesa, etc., que van encaminadas a tratar de proteger y preservar el suelo como sistema tienen mucho sentido. Por ejemplo, el uso de plaguicidas en la agricultura contribuye a la contaminación tanto del suelo, como del agua y el aire. Las alternativas serán las opciones basadas en biocontrol, y para ello es para lo que nos estamos preparando. Es decir, adaptarse al manejo de productos basados en microorganismos y a una gestión integral del suelo como una sistema vivo donde la microbiota es parte fundamental.

Hablando del cultivo mayoritario en esta zona que es la vid, ¿qué aspectos destacables señalaría para la mejora de la calidad del viñedo?

Es importante un buen manejo de suelo, porque de ello dependerá en gran parte la calidad de la uva. El suelo de esta zona geográfica es en un 80% arcilloso calizo. Dotarlo de un aporte de microorganismos seleccionados que se implanten alrededor de las raíces y ayuden a solubilizar la materia orgánica y a neutralizar patógenos debe ser algo a considerar para evitar variaciones en los equilibrios entre las comunidades microbianas del suelo y rizosfera que podrían afectar de forma directa a la sanidad del viñedo y, por tanto, a su productividad y capacidad de respuesta ante variaciones climáticas. El uso de productos de calidad será parte fundamental de la estrategia de mejora y es importante contar con una buena asesoría técnica que nos indique qué producto es más adecuado.

Para los viñedos, por ejemplo, las enfermedades de la madera de la vid siguen constituyendo un problema importante. Atajar desde el inicio el problema, con productos respetuosos con el medioambiente y que favorezcan la microflora del suelo, servirán para garantizar mejores cosechas y menos problemas en el futuro.

En el mundo del vino se habla del terroir como elemento diferenciador. ¿Cómo ve la aportación de microorganismos como elemento diferenciador a un viñedo?

El suelo debe considerarse como un sistema complejo de interacción triple: físico-químico-microbiológico al que añadimos el elemento planta. Más que como un elemento diferenciador, los veo como una herramienta para que se consiga dar ese terroir característico de cada zona. El microbioma es parte de ese terroir, porque es parte del sistema suelo/planta, y sus efectos en la mineralización de la materia orgánica, la solubilización, las reacciones enzimáticas y sus interacciones con otras fracciones vegetales, como los restos de poda, son muy importantes para conseguir esa especificidad del vino.

¿De qué manera la mejora de un suelo puede beneficiar a los cultivos ante una situación de estrés debido a golpes de calor, periodos de sequía prolongada…?

El efecto del cambio climático sobre las comunidades microbianas del suelo puede resultar muy complejo. Por ejemplo, la temperatura es uno de los elementos que mayor influencia tiene en la biología de los hongos asociados a las enfermedades de la madera, y su variación puede afectar al periodo de supervivencia y la tasa reproductiva de los patógenos.

Por todo ello, para evitar estos efectos, debemos tratar de proteger los suelos desde el inicio, con microrganismos que ejerzan una acción preventiva, que actúen de barrera, y eviten la colonización de especies dañinas. La competencia por el espacio de organismos beneficiosos es una estrategia que nos ayudará en el corto plazo a evitar los efectos nocivos de poblaciones de patógenos activadas por la temperatura.

Podríamos asegurar que la utilización de este tipo de herramientas ¿pueden favorecer y hacer los cultivos más eficientes?

Absolutamente. El uso de microorganismos «positivos» redundará en el rendimiento y rentabilidad de los cultivos haciéndolos más eficientes.

El manejo de microorganismos va a obligar a una gran especialización en la materia. ¿Cómo deben prepararse técnicos y viticultores para abordar los retos de futuro?

Principalmente cambiando nuestra forma de pensar: hay que incluir en nuestro día a día conceptos como sanidad vegetal, análisis del microbioma, control de patógenos, biocontrol y bioestimulación. Solo usando bien estas herramientas, podremos ir adaptándonos a las estrategia Green Deal, y a las nuevas tendencias de mercado y de la economía circular.

Esto implica apoyarse en la ciencia y en los análisis que den idea de la sanidad de los cultivos para saber de qué partimos y a qué enfrentarnos, así como de la situación del suelo para poder tratarlo de forma adecuada.