Marcelino Iglesias se convierte en el número 3 del PSOE. Su nombramiento como secretario de Organización refuerza su liderazgo en el ámbito nacional. Era una de los barones más consolidados, con más trayectoria y ahora, en un momento crítico de la legislatura, José Luis Rodríguez Zapatero lo coloca en una posición estratégica. Será el encargado de articular el discurso socialista para todo el país. Alfredo Pérez Rubalcaba hará lo propio en nombre del Gobierno central. Así que el presidente aragonés será una de las caras más visibles en la política nacional. El segundo pivote en la estrategia de comunicación, que no siempre ha estado acertada. El objetivo del nuevo secretario de Organización será reconducirla e imprimirle su sello. Al mismo tiempo ejercerá de presidente del Gobierno aragonés, tarea en la que quiere centrar "muchos esfuerzos".

Su nombramiento se hará efectivo este mismo fin de semana, cuando Zapatero lo proponga en el comité federal. Antes, ocupará el puesto de Eva Almunia en la Ejecutiva, para así poder ser designado. Fuentes socialistas aseguraron ayer que no habrá "ningún problema" en su elección, puesto que el anuncio de su llegada al cargo ha sido muy bien acogido. Es más, se considera que puede aportar una carga política que con Leire Pajín se echaba en falta en determinados momentos. El perfil de Iglesias gusta a la práctica totalidad del partido, sobre todo a los más veteranos que ven en el presidente aragonés el sello de político "solvente" y "experimentado". El propio José Luis Rodríguez Zapatero destacó ayer los valores que le han hecho pensar en Iglesias para la secretaría de Organización. "Su manera de hacer las cosas y cuya trayectoria tienen un reconocimiento unánime en el PSOE", dijo. Su forma de gobernar y de unir el partido en Aragón son sus principales avales.

EL SÍ DEFINITIVO Iglesias dio el sí definitivo a las doce de la noche del martes. A esa hora habló con el presidente Zapatero, con el que había mantenido conversaciones casi diarias desde el último mitin que el líder socialista dio en Zaragoza y que sirvió para proclamar de forma oficial a Eva Almunia como candidata a la DGA. Ese día ya quedó claro que el futuro del jefe del Ejecutivo no iba estar en la sombra. Ni mucho menos. Sobre todo porque el propio Iglesias había expresado su deseo de continuar en la vida política. Ahora deberá alternar la presidencia del Gobierno con la secretaría de Organización. Un cargo, este último, que ayer cogió por sorpresa a casi todos. Muy pocos conocían el ofrecimiento de Zapatero. A pesar de ello, el puesto encaja bien en las necesidades que el líder socialista aragonés tiene en estos momentos: quería mantenerse en el Ejecutivo, pero también ganar en proyección nacional.

Como secretario de Organización no tendrá una tarea sencilla. Tendrá que lidiar con las arremetidas de la oposición. Allí contará con el apoyo de la diputada Pilar Alegría, que será su adjunta, y que le ayudará a conocer los pormenores del puesto. También ella cobrará más protagonismo.

Los que conocen a Iglesias aseguran que no cambiará su estilo. "No va a Madrid para montar broncas". El mismo destacó ayer que empieza "un nuevo tiempo". Y los tiempos que corren en su partido no son buenos, hundido en las encuestas y asediado por la crisis. Pese a ello, el presidente del Gobierno aragonés dijo que le hace "mucha ilusión". Y lanzó un mensaje claro a todo su partido: "Todos debemos ponernos las pilas".