Esperanza Aguirre, la presidenta de Madrid, decidió hace semanas que debía convocar una convención regional. El objetivo era insuflar energía a su militancia para contrarrestar la movilización lograda por el PSM en sus primarias. La convención conservadora se clausuró ayer. Pero el timonazo que ha dado a la actualidad esta semana José Luis Rodríguez Zapatero --con un pacto de legislatura, los presupuestos aprobados y significativos cambios en su Gobierno y su partido-- forzó al líder de los populares, Mariano Rajoy, a aprovechar ese foro montado por Aguirre para intentar vacunar con urgencia al PP contra los ataques que está recibiendo desde el recién remodelado Ejecutivo.

"El nuevo-viejo Gobierno del señor Zapatero ha iniciado su andadura como los malos defensas, dando patadas y arremetiendo contra el PP. Nosotros no estamos en eso", subrayó el jefe de los conservadores.

VOCES Y ECOS Tan solo 24 horas después de que el nuevo portavoz gubernamental, Alfredo Pérez Rubalcaba, sugiriese que el PP lleva el machismo en los genes (por el análisis sexista que hizo el alcalde de Valladolid de la ministra Leire Pajín), el líder de la oposición se sintió obligado a hablar de los orígenes de su fuerza política. "No tenemos que improvisar nuestras convicciones, ni inventar trayectorias. Partimos de unos principios que nos unen a todos y que no cambian con las modas, porque nos definen", afirmó.

Sin hacer una sola mención a las desafortunadas palabras que el regidor vallisoletano le dedicó a Pajín --"no podemos estar en la política en lo que es menor, accesorio, o en el chisme", se limitó a decir Rajoy en un momento de su discurso--, reclamó al PP que no se salga de la senda que él ha trazado para alcanzar el poder. "Nosotros tenemos que seguir nuestro camino (...). No podemos distraernos. No hagamos caso al ruido. Vamos muy bien. Cada vez hay más españoles que confían en nosotros", agregó el jefe de los conservadores.

GALLARDÓN Y AGUIRRE Y ya que estaba poniendo deberes, no perdió oportunidad Rajoy de explicar a los suyos cómo reaccionar cuando alguien acusa al PP de no tener alternativa: "No hagáis caso a los que intentan esconder su incompetencia con soflamas sobre la inexistencia de una alternativa a su inanidad, a su ineficacia. Ni a ellos ni a quienes los jalean". Claro que ese mensaje encerraba cierta contradicción con el que, minutos antes, había lanzado desde el mismo atril el alcalde Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, advirtiendo de que ya toca explicar el proyecto del partido: "Es el momento de que además de la crítica nos hagamos la pregunta y se la traslademos a los españoles de qué es lo que nosotros podemos hacer", advirtió.

Con tono pedagógico, el alcalde instó al PP a no caer en "trampas" y a evitar convertirse en "derecha radical". Aguirre, por su lado, se centró en criticar a Rubalcaba y la herencia que dejó cuando, hace años, fue ministro de Educación.