Zaragoza superó ayer su prueba de fuego en la primera noche de ocio nocturno desde que se pusiera en marcha la prohibición del tabaco en todos los lugares públicos, bares, pubs y discotecas incluidos. El comportamiento de los fumadores, en general, siguió la tónica de civismo y concienciación de los pasados días y las puertas de los establecimientos se llenaron de gente con pitillos en la boca.

Sin mayores problemas, a excepción de situaciones puntuales, como algunos avisos a los fumadores más rebeldes, amenazando con llamar a la Policía, y alguna que otra expulsión de un sujeto por haber sido pillado in fraganti en el baño con un cigarro encendido. También es cierto que no todos respetaron la ley. Al menos a todas las horas. Algunos establecimientos a última hora hicieron la vista gorda y permitieron fumar, tal y como pudo comprobar este diario. A puerta cerrada, eso sí. Y con clientela conocida y fumadora.

Esas fueron, sin embargo, excepciones, ya que son los propios bares los más interesados en cumplir con la ley, con amenaza de sanción mínima de 600 euros. El examen era temido por muchos hosteleros, dado que la amplitud y las características de muchos locales nocturnos hacen difícil que se pueda vigilar si alguien fuma o no. Todo ello aliñado con el consumo de bebidas alcohólicas, que puede llevar a enrarecer algunas discusiones, como la que protagonizaron el pasado martes hostelero y cliente en un bar de Biescas. Estas son, sin embargo, situaciones puntuales.

"No hemos tenido conocimiento de que se hayan registrado problemas con la aplicación de la ley", explica Fernando Izcara, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Salas Fiestas, Bailes, y Discotecas y propietario de la Sala 976. "Hemos tenido que echar a algún cliente a la calle y a otro lo pillamos en el baño fumando y también tuvo que marcharse. Pero en el 99,9% de los casos no estamos teniendo ningún conflicto", relata. Izcara sí augura dificultades, pero de otro tipo. Fundamentalmente económicas, dado que mientras la gente sale fuera a fumar no consume.

Precisamente, para tratar estos temas la federación de empresarios de discotecas se reunirá en Madrid el próximo miércoles, aunque las cuestiones prácticas ya están resueltas: no se puede permitir al cliente sacar sus bebidas a la calle, ya que se incumpliría la ordenanza cívica, y las salidas y entradas en los lugares de pago se resuelven con el ya tradicional sello en la mano.

Lo que sí tienen claro los hosteleros es que ellos no son policías ni pueden actuar como tal. "Se recomienda que si a pesar de la prohibición, alguien fuma en el establecimiento, se le debe invitar a que deponga su actitud advirtiéndole además que puede ser sancionado con 30 euros. Si continúa hay que llamar a la Policía o a la Guardia Civil", aconseja la Asociación de Cafés y Bares.