Juan José Jordá, una de las 52 personas denunciadas por la CAI después de que, el pasado 7 de marzo, el grupo Stop Desahucios se asentara en la oficina central de la entidad bancaria en Zaragoza pondrá, en cuanto el alcalde pueda recibirle, su cargo como representante del consistorio de la capital aragonesa en el Consejo de la CAI a disposición del ayuntamiento. Desde la entidad bancaria aseguraron que no son ellos los que han interpuesto la denuncia sino que ha sido parte de las diligencias policiales.

Jordá señaló que no cree "que su dimisión sea aceptada". En ese caso, afirmó, pedirá al Gobierno municipal que le ayude en la defensa. Además, ayer se reunió con el presidente de la CAI, Juan María Pemán. Aunque parezca imposible, Jordá aseveró que le había dicho que "no conocía nada de lo ocurrido" y le pidió tiempo para estudiarlo, emplazándolo a otra reunión que tendrá lugar en los próximos días.

Aseguró el consejero que ha colaborado con Stop Desahucios y que, en varias ocasiones, ha hecho de mediador para pedir a la CAI que se reuniera con los afectados. Siempre, explicó, le respondían "que con esa gente no se podía hablar porque les gritaban e insultaban". Señaló que se está "machacando la vida" a muchas personas y que, "en ningún momento", se arrepiente de lo que ha hecho. Todo lo contrario, indicó que es el banco el que ha hecho de esto una noticia y que ahora se les abre "una inmensa plataforma" para seguir protestando. "Si me dicen que esto va a acabar así, firmo seguro", apostilló.

Además de Jordá, entre los denunciados también se encuentra Isabel Aina, representante de la DGA en el Consejo de la CAI, y dos periodistas que cubrían la información, un redactor de EL PERIÓDICO y una redactora de la Cadena Ser. Para ellos, y todos los demás, CHA mostró ayer su solidaridad asegurando que se trata de una decisión "desproporcionada para castigar una acción no violenta". También la Asociación de Periodistas de Aragón (APA) mostró ayer su rechazo a la citación judicial de dos informadores. Algo que calificaron como "inaudito e inaceptable".