En el 2014 se podría dar el caso de que el mercado laboral se resumiera en la frase ¿puede venir a echar unas horas? Aragón, al igual que el resto de España, intenta adaptarse a los nuevos tiempos en los que el empleo a tiempo parcial tiene visos de convertirse en la modalidad estrella. A juzgar por los datos, la tendencia es imparable en la comunidad, donde el 37% de los contratos que se firmaron en diciembre del 2013 (11.087 de los 29.877 totales) se llevaron a cabo mediante esta fórmula. En el contrato de trabajo a tiempo parcial se acuerda la prestación de servicios durante un número de horas al día, a la semana, al mes o al año inferior al 77% de la jornada a tiempo completo que establece el convenio colectivo o la jornada máxima legal.

Una de las consecuencias de los cambios en el nuevo marco laboral es la reducción del tiempo de los contratos. Así, en Aragón, el tiempo que una persona permanece en un mismo puesto de trabajo ha caído en picado: si en el 2008 la duración media de un contrato era de 95,6 días, cinco años después esta cifra se ha reducido a 48,7 días, es decir, se ha desplomado un 50%.

La necesidad de apostar por la flexibilidad en las empresas, principalmente en el sector servicios, ha primado a la hora de que el Gobierno legisle. Sin embargo, esto juega en detrimento de los esquemas tradicionales del trabajador que, en muchas ocasiones y ante una oferta de trabajo de este tipo, cuenta con escaso margen de maniobra.

CAMBIOS LEGISLATIVOS El caso es que la última modificación de la legislación laboral aprobada diez días antes de acabar el año y que ya está en vigor, potencia el contrato a tiempo parcial, muy aplaudido por la CEOE y Cepyme, que obtiene ventajas desconocidas de esta flexibilización de las relaciones laborales.

EVOLUCIÓN DEL EMPLEO A falta de los minijob el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha optado por eliminar trabas en el contrato a tiempo parcial para seguir los deseos de los empresarios de contratar cuando puedan y como quieran en función de la carga de trabajo.

La contratación parcial avanza, sea temporal o indefinida. Según el índice laboral de Manpower, que coordina el catedrático de economía de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Josep Oliver, entre el tercer trimestre del 2007 y el tercer trimestre de este año la caída del empleo total ha sido del 18,1%, mientras que el de tiempo parcial ha crecido el 14,2% y los empleos de menos de 30 horas se han incrementado el 17%. Durante la crisis esta modalidad de contratación ha facilitado alrededor de 300.000 puestos de trabajo.

El trabajo a tiempo parcial en España alcanza un porcentaje reducido (no supera el 15%), argumentan sus defensores, frente a países como Alemania (25%) y Holanda (50%) que se citan como modelos.

MENOS ESTABILIDAD El servicio público de empleo señalaba que el mercado laboral, al cierre del año, está lejos de ser estable. De los 1.290.853 contratos firmados, 509.386 fueron indefinidos a tiempo parcial, y pese a ser de jornada reducida bajaron respecto del año anterior el 23,21%. Durante el último año el número de contratos temporales en Aragón creció el 27,1%, pero los indefinidos cayeron un 11,02%.

Además, la nueva regulación del trabajo a tiempo parcial ha acabado con las horas extraordinarias pero han sido sustituidas por las complementarias. La ventaja para el empresario es que dispone de más poder en el uso flexible del tiempo de trabajo. El decreto, que ya está en vigor, eleva del 15% al 30% el número de horas complementarias que se puede pactar en el convenio, aunque solo afecte a los trabajadores con contrato indefinido.

Otras ventajas para el empresario son que se reduce de siete a tres días el plazo de preaviso para que dé a conocer las horas a realizar, y se abaratan los costes para el empleador al rebajar la cotización por desempleo, que pasa del 9,30% al 8,30%. Como perjuicio al trabajador cabe señalar que estas horas se pagan como las ordinarias (menos costosas que las extras). Además, se suprime la obligación legal de que el contrato especifique la distribución del tiempo contratado, salvo que el convenio de la empresa establezca la obligación. Como explicó en su día Juan Rosell, este contrato "es muy flexible".

En el sector servicios será la "estrella" y en general, el "camino de salida" de la crisis. Pero, su incidencia en el empleo será escasa dado que ni el Gobierno ni ningún organismo internacional prevé que la tasa de paro baje del 26% este año.