El histórico acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba y relajar algunos de los imperativos del embargo ha reabierto las pasiones que han marcado históricamente el debate sobre Cuba en EEUU. Influyentes actores económicos como la Cámara de Comercio y grandes empresas como General Motors o Caterpillar han saludado el pacto ante las posibilidades comerciales que se abren para algunos sectores, y lo mismo han hecho varios de los futuribles candidatos demócratas a la presidencia. Pero entre los republicanos, que dominarán el Congreso los dos próximos años, la reacción ha sido opuesta. Ni uno solo de los conservadores que suenan como posibles candidatos para las elecciones del 2016 ha tenido buenas palabras para el acuerdo negociado en secreto durante los últimos 18 meses.