Anabel Serradilla trabajaba desde hacía 14 años como graduada social en una asesoría, pero a lo que realmente quería dedicarse era al mundo de la pastelería. Esa era su gran pasión "desde que era pequeña" y en la que venía haciendo sus "pinitos" desde hacía un tiempo con cada vez más encargos. Por eso, decidió dejar de ser asalariada y convertir esta afición en su trabajo creando su propia pastelería.

Lo primero que hizo fue estudiar. "Quería tener una titulación que me acreditara", explica. Tras su paso por la escuela de pastelería Centro Saper de León y realizar prácticas en obradores, empezó la búsqueda activa de un local y la tramitación del negocio. "No es fácil. Te ponen trabas en todos los sitios y eso ralentiza mucho. Parece mentira que haya tantos impedimentos para alguien que quiera emprender y crear riqueza".

Su pastelería (Los dulces de Anabel) abrió el pasado 1 de marzo en Utebo (Luis Buñuel, 5). "Mimar al cliente" y la apuesta por los productos artesanos son sus banderas. "La acogida está siendo bestial", afirma Anabel, que ha hecho realidad su proyecto con el apoyo del Sacme y un crédito de Caja Laboral. "He contratado a seis personas y estoy muy contenta, pero manejar un negocio requiere de mucho sacrificio", explica.