Dos camiones que estaban estacionados en la campa de Pirotecnia Zaragozana pudieron multiplicar la onda expansiva que arrasó el pasado lunes las instalaciones de esta fábrica de fuegos artificiales. Esa es una de las primeras conclusiones a las que ha llegado la Brigada Judicial de la Guardia Civil, tras estudiar in situ este terreno en el término municipal zaragozano de Garrapinillos.

Estos vehículos estaban siendo utilizados, como es habitual, para transportar el material pirotécnico desde las casetas en las que los trabajadores lo elaboran de forma individual hasta el almacén en el que se guardan para su posterior distribución.

Según fuentes del instituto armado consultadas por EL PERIÓDICO, uno de estos camiones estaba en las inmediaciones del habitáculo en el que se produjo la explosión. Esta localización hizo que, supuestamente, la onda expansiva no se comportara como estaba previsto y que el talud de arena que rodeaba la caseta no hiciera pantalla.

DESGRACIA

La desgracia hizo que el efecto multiplicador también afectara a un segundo vehículo que estaba cargado de explosivos y que provocó una nueva detonación y una deflagración que afectó al resto de garitas en las que estaban los trabajadores --seis víctimas mortales y otras seis heridas--.

El delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde, que volvió a esta zona cero para conocer el trabajo de la Benemérita, apuntó que el origen está "en uno de los polvorines de producto terminado, en el que estaban trabajando algunas personas cuando se produjo la deflagración". Una de ellas, el hombre que estuvo desaparecido durante las labores de auxilio y extinción y que fue hallado muerto sobre las 05.00 horas de ayer.

En estas labores fue necesaria la participación de un equipo canino especial en la búsqueda de cadáveres, procedente de Madrid. Los animales rastrearon junto con quince agentes los alrededores de la zona, encontrando numerosos restos diseminados en las inmediaciones. Los guardias civiles peinaron un campo de maíz próximo estableciendo una distancia mínima entre uno y otro de un metro para recuperar la mayor cantidad posible de restos.

Una furgoneta de la Hermandad de la Sangre de Cristo fue la encargada de recogerlos y trasladarlos al Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) para practicar la identificación, al igual que se hizo con el resto de víctimas mortales.

El trabajo de los investigadores todavía no había terminado ayer, ya que el efecto del explosivo y de la peligrosidad del que todavía se almacena ralentiza a los agentes. Tendrán que analizar las muestras y el material fotográfico recogido para confirmar la hipótesis principal de que el origen de la detonación pudo deberse al momento de la mezcla de componentes.

Paralelamente a las pesquisas, que serán remitidas al Juzgado de Instrucción número 11 de Zaragoza, hubo una inspección por parte de trabajadores de Trabajo de la DGA y de Industria de la Delegación del Gobierno.

El material que todavía continúa en la campas era trasladado, seguramente mañana y bajo la supervisión de los Tedax, a un almacén que la empresa posee en Francia, mientras que el que resultó dañado será destruido en una explosión controlada realizada por estos especialistas. Se trata de productos químicos que se utilizan para dar color a los fuegos artificiales. Aunque contienen algo de explosivo, su traslado no es recomendable.