Investigar los crímenes del franquismo fue para Baltasar Garzón la forma de empezar a cavar la tumba de su carrera judicial. Pero el exmagistrado sigue trabajando para que exista una comisión de la verdad.

--¿Es normal que mujeres de 88 años viajen a Argentina a buscar justicia?

--No es normal, es vergonzoso la denegación de justicia a las víctimas porque no hay razón para que España no pueda atender esas investigaciones. El Supremo dijo que no había posibilidad de investigar aquí, pero nadie da opciones ni vías para que las víctimas puedan ver satisfecho su derecho a la reparación. Hay un abandono, un desamparo total desde la justicia. Y cuando se abre un proceso en Argentina, el Ministerio de Justicia impide esa colaboración. No hay opciones de investigación penal en España ni acuerdo sobre una comisión de la verdad, iniciativa que pedimos varias organizaciones.

--El forense Paco Etxeberria dice que la comisión de la verdad, lejos de reabrir heridas, ayudaría a cerrarlas.

-- Es evidente. Para que una situación se supere primero tiene que ser analizada y aceptada. En España se ha dado por hecho que después de la muerte del dictador aquí había una reconciliación y un perdón oficial, digamos por decisión política. Lo mínimo es una comisión de la verdad, ya que el derecho a la justicia se ha cerrado, no podemos hablar de reparación porque ni siquiera la económica ha sido posible y no hay garantías de no repetición porque ni siquiera ha habido el primer derecho básico: el derecho a la verdad. Es pavoroso que obliguemos a toda la sociedad, por temor a que se reabran heridas, a no cerrarlas. No se va a quebrar la sociedad española por una comisión de la verdad. Aún hay archivos secretos relacionados con la guerra y la posguerra. Eso es inaceptable cuando tenemos resoluciones del Consejo de Europa que obligan a que se investigue, del Comité de Derechos Humanos de la ONU... Todos los organismos internacionales dicen lo mismo. El derecho a la verdad es básico para cerrar una etapa de dolor y desamparo.

--¿Cómo es posible que España ignore las reclamaciones de la ONU?

--Porque aquí hay un gran cinismo oficial con el franquismo. No voy a decir que esté vivo en algunas sedes oficiales de formaciones políticas, pero hay un componente de intransigencia grande, de pervivencia de esos planteamientos, de negar que aquí ha habido una grave injusticia y un desamparo absoluto de las víctimas. No se reconoce siquiera que ha habido esa omisión. No hay justificación, más allá de la arbitrariedad de quien considera que lo que ocurrió a partir del 36 fue bueno. Es inaceptable que en el 2012 tuvieran que comparecer de testigos en el juicio contra mí para que, 70 años después, un tribunal oyera su relato de privación de derechos sistemática.

--¿A qué atribuye su persecución?

--Cuando se abrió el caso, era obvio que terminaría en absolución. Todo el tema del franquismo no ha sido superado. No se asume que aquí, desgraciadamente, ha habido un silencio que pesa como una losa en el ámbito de la justicia y que hay una reserva permanente sobre ese ámbito. Con mi caso se quiso dejar claro lo de "que no se les ocurra abrir este tema".

--José Antonio Martín Pallín, exmagistrado emérito del Supremo, atribuye a María Teresa Fernández de la Vega el querer "acabar con las garzonadas". ¿Hubo presiones políticas?

--Lo desconozco, pero si intentar reparar a las víctimas del franquismo en un contexto de crímenes de lesa humanidad es una garzonada, ojalá hubiera muchas más porque la impunidad sería menor. No sería tan garzonada si tenemos en cuenta que todas las resoluciones internacionales van en esa dirección. Más que presiones hubo consecuencias. La apertura de este proceso y el del caso Gürtel tuvo un efecto inmediato. Pasé a ser material desechable, labré el comienzo del final de mi carrera como juez. Sirvió de excusa para no abordar estos temas. ¿En qué país vivimos?

--¿Por qué en Alemania es impensable una Fundación Adolf Hitler financiada con dinero público, como ocurre aquí con Franco?

--En Alemania se ha hecho memoria para que no vuelva a suceder y en España no ha habido conciencia de lo que supuso. 40 años de dictadura dieron para cambiar muchas mentes y voluntades. Hasta que la exaltación del franquismo no sea un delito, no vamos a estar en equilibrio con Europa. Aquí se establece el delito de exaltación del nazismo y antisemita, y cuando se trata del franquismo es un tema menor.