--¿Qué retos tiene la comunidad, y cómo los plantea el Gobierno, en el día de San Jorge?

--Los retos se identifican con cinco líneas de trabajo. La primera, recuperar los servicios públicos y los derechos, como el de la memoria histórica y combatir la exclusión. Pensamos que hay que reformar la Administración en profundidad, para hacerla más ágil, transparente y democratizarla. En este cambio incluyo la ley de integridad y ética pública, la de función pública, modificaciones en el ámbito autonómico y variar la estructura de la administración local. Creo que hay que modernizar la economía desde el escaso margen que tiene el Gobierno de una comunidad. Y por último, entiendo que Aragón debe plantear tener un papel más protagonista en el tablero nacional; ser más influyentes cambiando el rol que hemos jugado .

--¿Hasta dónde se puede llegar en todos estos retos teniendo en cuenta las estrecheces presupuestarias?

--Las dificultades económicas son de tal naturaleza que yo no dudo en vaticinar una situación de inviabilidad de las comunidades autónomas si no se reforma el sistema de financiación. Pero otra cosa es que un Gobierno no se resigne a la inacción por la falta de recursos. Para los retos que planteo necesitamos dinero para cubrir bien los servicios sociales, para modernizar la economía, cuya dotación en el presupuesto actual es manifiestamente insuficiente, lo reconozco. Aunque no por ello dejaremos de trabajar.

--Pero hace falta liderazgo, también como partido. ¿Se ve el PSOE legitimado por la situación electoral para tirar de ese carro?

--No es una cuestión de verse legitimado. Nos vemos impelidos a ello y es nuestra responsabilidad. Accedimos al Gobierno no disputándoselo a nadie porque la misma noche electoral la candidata del partido que ganó las elecciones renunció. Tenemos 18 diputados, quizás no sea la situación ideal, pero es lo que hay. Si nos comparamos con otras comunidades, la posición que tenemos no la cambio por la que tienen otros presidentes. Podemos en Aragón ha tenido una posición más responsable que en otros lugares.

--¿Seguirá siendo así, es Podemos su aliado natural?

--Mi Gobierno si no es con la complicidad de Podemos difícilmente puede tener un recorrido a medio o largo plazo. Yo no renuncio a entenderme con otras fuerzas. La gobernabilidad y las políticas básicas se apoyarán en la izquierda, las tengo que asegurar con estas fuerzas: Podemos, CHA e IU. No le puedo pedir la misma corresponsabilidad al PP, que votó en contra de mi investidura, que a Podemos que la apoyó. Estoy muy comprometido con Podemos y hay acuerdos que tengo que cumplir. Por eso espero lo mismo de ellos; también tienen un compromiso con la gobernabilidad de Aragón que tienen que asumir.

--¿Y dónde le gustaría que estuviera Podemos en dos años?

--Mi obligación es establecer horizontes de gobernabilidad lo más a largo plazo posible. Lo deseable para mí sería alcanzar un pacto de legislatura con Podemos.

--¿Por qué no le envía una propuesta concreta a Pablo Echenique tal como le pide el líder de Podemos?

--Me congratula que Echenique quiera entrar en materia. Pero creo que las cosas se hacen de otra forma. No se trata de que yo le envíe un pacto de gobernabilidad. Es algo que requiere acordar una metodología de trabajo, unas pautas, hablar de horizontes. Pero si prefieren que les enviemos un documento, lo haremos, no existe ningún inconveniente.

--¿Ve factible ese acuerdo de gobernabilidad?

--Hace 10 meses que soy presidente. De ellos, en cinco el Gobierno central agotaba su mandato y por lo tanto no atendía a ninguno de nuestros llamamientos de diálogo. Y ahora estamos sin Gobierno. Esto es un lastre difícilmente soportable. Además la situación política actual desde diciembre es de total provisionalidad, y condiciona las relaciones en el Parlamento autonómico. Cuando tengamos un Ejecutivo central las aguas se remansarán y será más fácil hablar.

--¿Ese acuerdo de investidura tiene que ver con el pacto con Santisteve para Zaragoza?

--Son procesos diferentes porque los puntos de partida son distintos. Yo fui presidente como consecuencia de un pacto de investidura y Pedro Santisteve fue alcalde de Zaragoza prácticamente como consecuencia de un voto incondicionado e incondicional del PSOE. En el ayuntamiento se parte desde el barbecho y en nuestro caso desde un acuerdo que desde nuestro punto de visto se ha cumplido. No son situaciones comparables.

--¿Cómo avanzan las negociaciones con la ley de capitalidad?

--Avanzamos menos de lo que nos gustaría. Entre los consejeros Vicente Guillén y Fernando Rivarés existe una buena predisposición, pero parece ser que desde el Ayuntamiento de Zaragoza no está habiendo la respuesta diligente que a nosotros nos gustaría. Yo me comprometí a que la ley estuviera en el primer semestre del año, pero no está en mi mano.

--¿No llegan a julio?

--Ojalá. No tiremos la toalla.

--La sensación es que la relación entre el ayuntamiento y el Gobierno es mala.

--Pero nuestra obligación es que la haya y solucionarlo.

--¿Ayudaría a mejorar la relación que el PSOE aceptase el pacto que le ofrece Zaragoza en Común (ZeC)?

--Es una vía que debe explorarse, pero el grupo municipal tiene total autonomía. Me parece bien que se busquen fórmulas para la gobernabilidad de las instituciones. El PSOE tiene voluntad, pero ZeC no sé si la tiene. Aunque no necesariamente tiene que vincularse ese acuerdo con la negociación de la ley de capitalidad.

--¿Ha dado alguna consigna al PSOE municipal?

--No. Entre otras cosas porque el portavoz del grupo municipal, Carlos Pérez Anadón, forma parte de la ejecutiva federal y tenemos una visión compartida.

--¿Fue un error nombrar a Fernando Gimeno consejero de Hacienda en previsión de las relaciones con el Ayuntamiento de Zaragoza?

--Para una situación como la actual no se me ocurre mejor consejero que Fernando Gimeno.

--¿Hace mucho que no habla con el alcalde?

--Hace unas semanas que no hablamos. Pero después de San Jorge quiero reunirme con él. Lo llamaré, tengo incluso su teléfono...

--¿Es más fácil hacer frente común entre las comunidades con un Gobierno en funciones?

--Cuando se dan pasos en una dirección es muy difícil volver atrás. A mí me gustaría que esta sintonía entre las comunidades fuese puesta a prueba por un Gobierno con plenas facultades porque estamos en el momento óptimo para afrontar la reforma del Estado. Y para solucionar el tema de Cataluña.

--Con los bienes, Cataluña se comprometió a devolverlos en marzo y estamos ya en abril y no han llegado. ¿Nos han tomado el pelo?

--Descarto que nos tomasen el pelo. He hablado varias veces con Carles Puigdemont y desde luego esa no es la situación. Quieren dar pasos para solucionarlo y en ello estamos. Me fío de la buena voluntad de los catalanes.

--¿Se ha avanzado algo con el convenio de Renfe?

--No creo que se haya avanzado demasiado. Por parte de Renfe no existe una actitud positiva, si no desidiosa y poco comprometida con Aragón. Estamos un terreno de total indefinición, pero lo está negociando José Luis Soro.