Las calles de las principales ciudades españolas se llenaron ayer de cientos de miles de personas indignadas por el tratamiento del Gobierno a las pensiones, sometidas en los últimos años a escuálidas subidas del 0,25% que consideran míseras. Madrid y Barcelona fueron los principales escenarios de una jornada histórica en la que los pensionistas se movilizaron por unas prestaciones dignas. Las manifestaciones, que alcanzaron el centenar, se produjeron tres días después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunciara en el Congreso que solo está dispuesto a subir las pensiones mínimas y las de viudedad.

En Barcelona, la Marea Pensionista tomó el centro de la ciudad. Unas 30.000 personas, según los cálculos de la Guardia Urbana, y unas 100.000, según los organizadores, participaron en la manifestación. Desde la sede de la Delegación del Gobierno en Cataluña (situada en la calle de Mallorca con Llúria), donde llegó la cabecera de la manifestación, hasta el edificio de El Corte Inglés, en la ronda de Sant Pere, se acumularon los manifestantes tras una pancarta con el lema No al Pacto de Toledo.

En medio de un gran diluvio de lluvia y nieve, unas 20.000 personas se echaron a la calle por la mañana en Madrid para exigir al Gobierno el blindaje constitucional de las pensiones y expresar su indignación por la «subida de miseria» decretada por el Ejecutivo de Rajoy. Las inclemencias del tiempo no pudieron ahogar el grito de pensionistas y ciudadanos, hartos de que «se blinde a los bancos» mientras se les deja a ellos sin protección. Al acto acudieron el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y los máximos dirigentes de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez.

CONSIGNAS CONTRA EL PP

Convocada por la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones Públicas (MERP) y apoyada por los dos principales sindicatos, la marcha discurrió de forma pacífica entre la Puerta del Sol y el Museo Reina Sofía. A la cabeza de la manifestación figuraba un gran pancarta con la leyenda Blindemos las pensiones en la Constitución, auténtico leitmotiv de la convocatoria. Ya en el escenario, se leyó un manifiesto al que pusieron voz Miguel Ríos, Ana Belén, Víctor Manuel y María Botto. En el mismo documento se adviertía de que «tocar las pensiones es cruzar una línea roja» que la gente «no debe permitir».

Antes de la marcha, los líderes de CCOO y UGT avisaron al Gobierno de que si no cambia la orientación de sus políticas económicas va a provocar un «estallido social», ya que no puede seguir prolongando las medidas tomadas en tiempos de crisis. En ese sentido, Sordo reclamó en nombre de CCOO que el Ejecutivo haga «política de altura en materia de pensiones», ya que los efectos de sus medidas «los están pagando los pensionistas y el conjunto de la clase trabajadora», mientras que Álvarez (UGT) incidió en el contrasentido de que las empresas tengan «beneficios grandiosos» y las pensiones estén congeladas.

En un plano más político, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, criticó al Gobierno por «tratar de privatizar» las ganancias de la recuperación económica y le exigió que garantice «unas buenas pensiones». Según Sánchez, el Ejecutivo «ha abandonado» a los pensionistas subiendo solo un 0,25% las prestaciones. «Ellos son quienes construyeron España, mientras que el Gobierno es el que está destruyendo sus pensiones», denunció.

RESPUESTA DE RAJOY

El presidente Rajoy se defendió desde Marbella (Málaga) con una advertencia: «Mientras esté en el Gobierno, las pensiones subirán seguro, pero subirán lo que podamos porque no pueden subir lo que no podamos». Tras señalar que las pensiones «no se garantizan con discursos», insistió en que hay que mantener la misma política económica para que el sistema se pueda mejorar.

En su alocución final en Barcelona, el colectivo pensionista lanzó una pulla contra las centrales al denunciar que el movimiento sindical «se ha olvidado de la calle». También hubo leña para los partidos progresistas. «Si la calle es de izquierdas, ¿por qué tenemos un Gobierno de derechas?», se preguntó el presidente de la Marea Pensionista, Domiciano Sandobal.