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entre líneas

Recuerdos del pasado, coincidencias del presente

Los mítines, además de para llenar de esperanza a simpatizantes, suelen servir para hacer confesiones. Quizá porque hacen más humanos a los candidatos y, al conocer sus pequeños secretos, los sientes más cercanos, más colegas. Pero las confesiones siempre tienen una doble intención. Esto es política. El secretario de organización de Podemos Aragón, Nacho Escartín, recordó a su abuelo, que tuvo que dejar el pueblo para instalarse en la ciudad y poder ofrecer así un futuro a sus hijos. Tuvo la mala suerte de que se topó en el entonces Gobierno Civil con un socialista un tanto complicado para tenerlo de jefe, según dio a entender. Tanto que tuvo que dejar su trabajo. Ese caprichoso y exigente jefe era nada más y nada menos que Carlos Pérez Anadón, socialista y concejal en el Ayuntamiento de Zaragoza durante un porrón de años y ahora número 7 por la lista del PSOE a la DGA. «40 años después de hacerle la vida imposible a mi abuelo va de número 7 en las listas de la DGA. No puede ser», declaró Escartín. Un recuerdo que le sirvió para manifestar la necesidad de garantizar que «no se deje nuestro futuro en los que llevan 40 años en política por sus intereses», añadió. La alcaldable por Zaragoza, Violeta Barba, explicó que de pequeña jamás se imaginó que se dedicaría a esto de la política. Ella lo que quería ser era conductora de autobús. Eso sí, «quizá de la futura empresa pública que crearemos», declaró mostrando su clara intención por municipalizar la contrata. Aquí otro ejemplo de cómo los recuerdos del pasado siempre tienen una razón de ser en el presente. El mitin central de Podemos de ayer fue diferente al resto por muchas razones, no solo porque no asistió ningún líder nacional, ni siquiera el que es diputado por Zaragoza, Pablo Echenique, sino porque consiguió convertir este evento normalmente encorsetado y un tanto aburrido en una jornada política divertida. Gran culpa de ello la tuvieron los espectáculos previos a los discursos y Fernando Rivarés ejerció de showman dirigiendo las presentaciones. Y lo hizo con el brazo escayolado. Casi nada.

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