El penúltimo informe PISA dio pie a un optimismo moderado. Tras años y años de resultados decepcionantes, en el 2016 la escuela española parece que empezaba a salir de la mediocridad. Por primera vez, la nota de comprensión lectora estaba por encima de la media de la OCDE mientras que en ciencias se quedaba justo en la media y en matemáticas, por debajo (pero muy poco). Sin embargo, el dossier de este año indica que el nivel ha bajado. Poco, pero ha bajado. El estudio también indica que el clima de disciplina en las aulas dista mucho de ser ideal. Eso sí, hay dos datos positivos: los jóvenes españoles sufren menos bullying y están más satisfechos con sus vidas.

El informe refleja que los estudiantes españoles tienen un menor rendimiento en ciencias respecto al 2015 (de 493 a 483). En matemáticas también han bajado (de 486 a 481). En ambas materias, los alumnos españoles están por debajo de la media de la OCDE. Los datos de lectura —la tercera asignatura que se evalúa— no se han hecho públicos después de que el organismo internacional detectara anomalías.

Una vez constatado que España sigue por debajo de la media de países de la OCDE, ¿cuál es el siguiente paso? El secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, lo tiene claro. Primero, reflexionar sobre las cifras. Segundo, revisar de inmediato el modelo curricular. «Es hora de que abordemos la reforma de los temarios. Lo abordaremos en cuanto haya Gobierno», dijo este martes tras presentar los datos del informe PISA, realizado en el 2018 en 79 países.

Navarra, a la cabeza / En España realizaron las pruebas más de 35.000 estudiantes de colegios públicos y privados, la mayoría de los cuales estaban en 4º de ESO. Por comunidades, las puntuaciones más altas son las de Navarra y Castilla y León, seguidas por Euskadi, Cantabria, Galicia, Aragón y Cataluña. Mientras, las más bajas son para Ceuta, Melilla, Canarias y Andalucía.

En ciencias, Galicia y Castilla y León tienen una media significativamente más elevada (incluso por encima de la OCDE) y Ceuta y Melilla vuelven a estar en el furgón de cola. Esta ha sido la primera vez que PISA analizaba a los hijos de la LOMCE, la controvertida ley de Educación aprobada en su día por el ministro Wert (PP), una norma que jamás ha encontrado el respaldo ni de la comunidad educativa ni política (más allá del propias filas del PP).

De hecho, Isabel Celaá nada más ser nombrada ministra de Educación por Pedro Sánchez se encomendó la tarea de derogar la ley Wert y aprobar otro texto, una modernización de la LOE (2006). Las nuevas propuestas, sin embargo, continúan en un cajón debido a la paralización parlamentaria tras la imposibilidad de investir a Sánchez y la repetición electoral.