Mujer y deporte

Una referencia familiar

Anabel Sanagustín y Ana Cabestre son madre e hija y presidenta y coordinadora del Club Baloncesto Femenino Huesca, que vive su mejor momento en cuatro décadas de existencia con 180 componentes desde los tres años hasta pasados los sesenta

Anabel Sanagustín y Ana Cabestre, presidenta y coordinadora del CBF Huesca.

Anabel Sanagustín y Ana Cabestre, presidenta y coordinadora del CBF Huesca. / SERVICIO ESPECIAL

Si hay un club que es una familia ese es el CB Femenino Huesca, todo un referente en la capital altoaragonesa con sus más de 40 años de trayectoria y que vive su mejor momento. «Es una herencia que he dejado a mis hijas», señala Anabel Sanagustín, jugadora, fundadora y presidenta desde hace una década. Y es que sus dos hijas han sido jugadoras y una de ellas, Ana Cabestre, sigue jugando y es la coordinadora del club.

«Lo llevamos bien porque tenemos una personalidad bastante acorde una con otra. Seguramente porque me lo ha inculcado ella, pero vamos en la misma dirección de pensamiento. Intentamos transmitir a todos los que forman parte del club, que creo que lo hemos conseguido, unos valores que al final son los que he tenido yo en casa», señala Ana. «Me dejo aconsejar muchísimo porque hay puntos de vista suyos que son mejores para la actualidad y yo aprendo de ella», apunta Anabel.

Después de casi cuatro décadas dando la oportunidad a todas las niñas de Huesca que quieran jugar al baloncesto, el CBF atraviesa un momento dulce. «El crecimiento ha sido exponencial, sobre todo después de la pandemia. Ahora tenemos casi 180 componentes, nunca habíamos tenido tantos. La mayoría son niñas. Tenemos un grupito de psicomotricidad que son niñas y niños, entre tres y cinco años. Estamos muy contentas porque tenemos equipos de todas las edades, desde los tres años hasta el súper sénior», explica Ana. «Ese es el mío», señala Anabel. Y es que ambas, madre e hija, continúan jugando.

Anabel ve cómo van llegando las hijas de aquellas que empezaron con ella o de las que ha ido dirigiendo con el paso de los años. Y eso es una satisfacción enorme. «Soy una disfrutona porque las veo que han empezado con cuatro o cinco años y las ves jugar con ese desparpajo, que a mí se me cae la baba. Ojalá les pudiera proporcionar muchas más cosas, esa sensación también la tengo pero es lo que hay», indica la presidenta.

Y es que Anabel no percibe mucha mejoría en el apoyo al deporte femenino en estos cuarenta años. «Ahora con esto tan moderno de ayudar al deporte femenino tengo mis dudas y, siento decirlo, a nivel social no, pero a nivel personal tenemos los mismos o prácticamente los mismos problemas que hace 40 años. En el día a día seguimos trabajando las mismas. Luego te llaman o no te llaman. En el Tour Iberdrola no contaron con nosotras. Yo ya siento decirlo pero se lo he dicho también al concejal de Deportes, me da pena», añade Sanagustín.

La presidenta pone como ejemplo el grupo de niñas que tienen becadas. «Son niñas en riesgo por situaciones culturales, económicas, y las tenemos becadas. Son becas que proporcionamos a nivel personal, sin ninguna ayuda», indica Ana. «Y las subvenciones son irrisorias. Te piden un montón de papeles y documentación y tú das 10.000 al ayuntamiento y ellos te dan 1.000. Aquí en Huesca son demasiado caras las instalaciones. No es justo. Hacemos los entrenamientos por los que podemos pagar. Me encantaría entrenar cuatro días pero tengo que entrenar tres. Me da vergüenza pedir más dinero a los padres. Y gracias a las empresas que nos apoyan, con eso podemos funcionar», señalan ambas.

Con momentos mejores y peores, ambas siguen teniendo muchas ganas y muchas ideas para seguir trabajando por su club y por el baloncesto femenino en Huesca. «Tenemos en mente desde hace tiempo poder sacar en un futuro no muy lejano un equipo en LF2. Contamos con una generación de 14-15 años que viene muy fuerte, que están jugando en Primera Nacional y, si les pudiéramos ofrecer esto, sería un buen colofón para el club. Es complicadísimo, hemos estudiado qué necesitaríamos económicamente y esperamos algún año poder hacerlo». En familia, como siempre.