--¿Qué conclusiones principales saca del reciente congreso del PCA en el que usted salió elegido secretario general?

--Se hizo un llamamiento a la rebelión democrática, que es en definitiva un llamamiento a la movilización social y a su intensificación. Si no es así no se conseguirá ningún derecho, como la historia ha demostrado a lo largo de los años. La línea política principal es, por tanto, la unificación de todas las luchas sociales de diferente tipo que se están produciendo y que el protagonismo de esas luchas lo asuman los que sufren la crisis.

--¿Qué papel pueden jugar los comunistas en en un momento en el que hay cada vez más movimientos fragmentados?

--El PCE fue un partido fundamental que aglutinó toda la lucha y oposición antifranquista. Cuando llegó la democracia surgieron diferentes opciones dentro de la izquierda política como ahora han surgido nuevos movimientos sociales que dan respuesta a una realidad concreta que ha producido la crisis económica y que es dramática. El papel del partido es unificar muchos de estos movimientos que han surgido de manera espontánea y nosotros consideramos que todas estas luchas tienen un nexo común más allá del problema concreto que traten cada una de ellas. Es muy importante que la militancia comunista, que está en todas estas luchas, haga ver la necesidad de la unidad frente a un sistema político injusto como es el capitalismo que provoca todos estos dramas. El primer paso es el día 22 de marzo con las Marchas por la Dignidad.

--¿Ve factible esa unidad?

--Creo que sí, que se está dando en lo social, en la calle y la clave es que esta confluencia de la lucha social se eleve a lo institucional, donde IU va a desempeñar un papel imprescindible.

--¿Con el PSOE es imposible?

--No me gusta plantearme que hay cosas imposibles. En IU tenemos un programa y unas bases políticas perfectamente definidas y en función de él, podemos hablar con todo el mundo. Aunque en el caso del PSOE lo veo muy difícil. Ha tomado una deriva, sobre todo desde el inicio de la crisis económica, en la que sus políticas no han ido en la línea de reforzar a los grandes bancos y las grandes empresas que han generado la crisis, castigando a quien precisamente está sufriendo la crisis sin generarla. Lo primero que tendría que hacer sería derogar la reforma del artículo 135 de la Constitución para priorizar el pago de la deuda olas leyes como las reformas laborales, de las pensiones o las subidas del IVA. Solo a partir de ahí podríamos hablar de otras cuestiones.

--Después de unos años en los que hubo ciertas tensiones, el encaje del PCE en IU parece ya resuelto, pero ¿les preocupa que sus siglas puedan diluirse?

--El PCE es una parte fundadora y fundamental de IU, que es un proyecto de confluencia política de la izquierda en España pero al PCE no nos preocupa tanto que no se visualice su nombre o sus siglas como la unidad de las fuerzas de izquierda. Igual nos ocurre con los movimientos sociales, no nos preocupa tanto que se vea el PCE como que converjan y se unifiquen las luchas sociales. La presencia del PCE la garantizamos con la propuesta, su valor histórico y el trabajo diario. Hay una gran coincidencia política en IU. Las propuestas de la izquierda son tan claras y evidentes con la crisis económica que ha unido a la izquierda y no hay grandes diferencias o ninguna es insalvable.

--¿Su mandato será distinto al de su antecesor, Raúl Ariza?

--No creo, porque la línea política es la misma. Además, yo he formado parte del equipo de Raúl Ariza durante sus ocho años de mandato y la impronta que puede marcar una persona, por muy secretario general que sea, no es tan decisiva en un partido como el PCA. Somos un equipo de camaradas que está por encima de las personas.

--¿El comunismo ha renovado su discurso en un momento en el que la izquierda tiene muchas opciones? ¿Sigue siendo atractivo para un sector joven de la izquierda?

--El PCA es contemporáneo, ha sido un ejemplo de lucha durante 94 años de historia y eso es un reclamo muy atractivo, así como la línea política que defiende. Mucha gente joven que se está afiliando al PCA viene precisamente de movimientos sociales y sindicales que ven cómo trabajan los camaradas sin más protagonismo que el deseo de unir a la izquierda.

--Su discurso está hecho desde la oposición. En el caso de que tengan responsabilidad de Gobierno, ¿qué líneas son las que pondrían en marcha?

--El blindaje de los servicios públicos frente a la ola privatizadora. Hablar de democracia sin servicios públicos, sin pan y sin vivienda es una tomadura de pelo. Nuestra siguiente propuesta es la reforma fiscal progresiva en profundidad. Es lógico que quien más tenga más pague para revertir las injusticias sociales que genera la economía de mercado. Y una tercera pata fundamental es hacer una auditoría de la deuda pública y plantear qué deuda se ha generado por gasto social y servicios públicos y qué parte no, para plantear el impago de esa deuda. Son medidas que atajan la raíz de la crisis y pocas fuerzas políticas están planteando.

--Con CHA tienen diferencias ideológicas considerables, especialmente la nacionalista, pero apoyan concurrir juntos a las elecciones europeas.

--Ahí está la propuesta y tienen la mano tendida, como lo está desde el 2011. Las razones que llevaron entonces a la Izquierda de Aragón al Congreso están hoy más que acrecentadas, por lo que deseo que la coalición llegue a buen puerto. Por supuesto, los comunistas tenemos diferencias políticas con CHA, pero creo que las necesidades sociales y políticas que tenemos y el golpe de estado de los mercados nos unen y son más importantes que los sentimientos identitarios o nacionales que puedan tener.