En los Pilares del 2019, una intervención policial contra la venta ambulante en la capital aragonesa generó una importante controversia. Dos manteros fueron detenidos, resultando uno de ellos herido en la cabeza de un culetazo del arma reglamentaria. El caso fue juzgado a principios de enero en la Audiencia Provincial de Zaragoza que ha acordado absolver al agente de la Policía Local cuestionado y a uno de los inmigrantes que ocuparon el banquillo de los acusados. El otro ha sido condenado, aunque no por un delito de atentado, sino por resistencia.

Los hechos tuvieron lugar a las 20.30 horas. La sala del 092 recibió el aviso de que en los porches de la sede central de Ibercaja había gran cantidad de manteros, así que una dotación fue hacia allí. Fue llegar y los hombres que vendían las falsificaciones salieron corriendo llegando a tirar a una viandante al suelo.

Los agentes, según señala la sentencia, fueron detrás de ellos. El grupo se dispersó, pero la persecución se centró en Serigne M. T. y Souleymane C., quienes se dirigieron por la calle León XIII y a Lacarra de Miguel, que se encontraba muy concurrida al ser fiestas. A la altura de unos veladores, donde la acera se estrecha, Serigne M. T. perdió el equilibrio y cayó en un estacionamiento de motos. Se resistió durante el arresto provocando una serie de lesiones al agente que fue a reducirle, lo que le va a conllevar una condena de 3 meses de prisión.

Pero la actuación que estaba en entredicho fue la del otro de los agentes con respecto a Souleymane C, de «mucha mayor corpulencia» que el policía, según resaltan los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia de Zaragoza, quienes destacan que «el agente que portaba una pistola en la mano, pues supuestamente se le había salido de la funda, le propinó con la culata del arma un golpe en la cabeza a Souleymane al ver que este dirigía su mano hacia el arma, causándole una lesión sangrante en la cabeza». De esta forma, el tribunal provincial zanja la polémica y da por válidos los argumentos esgrimidos por la abogada defensora del agente municipal, Olga Oseira.

No obstante, reconocen los magistrados que tienen una «duda razonable» sobre el golpe con la pistola. Para tratar de disiparla, se centran en las declaraciones de los testigos que aseguraron que el agente llevaba una pistola en la mano, pero que no vieron el momento de la supuesta agresión que denunció la Asociación para la Defensa y la Promoción de los Derechos Civiles. Es decir, solo habría como prueba la declaración de Souleymane, que, curiosamente, también es absuelto. Los jueces señalan que su actuación violenta puede circunscribirse en que creyó que el policía iba a hacer uso de su pistola y «trató de protegerse». Añade que «no queda probado que el acusado se abalanzara sobre el agente».

Por otro lado, Serigne M. T. negó que propinara una patada al policía, que ofreciera resistencia y también que hubiesen sido ellos los que tiraron a la señora suelo, pero los jueces se basan no solo en la declaración del agente de la autoridad que no estaba acusado, sino también en el parte de lesiones del agente policial que certifica que sufrió lesiones propias de reducirle.