La Central Térmica de Andorra agotó este domingo, sobre las 7.30 horas aproximadamente, todo el carbón que le quedaba almacenado. De esta forma, las instalaciones se encuentran ya paradas a la espera del cierre oficial, este martes.

En concreto, la carboeléctrica tiene que estar disponible para el sistema energético hasta las 24.00 horas del 30 de junio. Después, al no cumplir con la normativa medioambiental europea de emisiones industriales, Endesa debe clausurar sus puertas e iniciar el desmantelamiento. No obstante, esto último no podrá ocurrir hasta que el Ministerio de Transición Ecológica autorice el cierre de forma oficial.

La térmica fue construida entre los años 1974 y 1979 con objeto de llevar a cabo un uso extensivo de los lignitos negros procedentes de explotaciones situadas en la cuenca minera turolense, mezclados con carbones de importación. El lignito se transportaba hasta el parque de carbones de la central por camión y los carbones importados se transportaban por barco hasta el puerto de Tarragona y, desde allí, por ferrocarril hasta la planta. Como combustible auxiliar para arranques y apoyo a la combustión se utilizaba gas natural.

Durante sus cuatro décadas de actividad ha producido 224.000 gigavatios hora (GWh), equivalentes al consumo de electricidad peninsular durante un año. Para ello, ha necesitado 142 millones de toneladas de carbón, de las que 110,9 millones de toneladas fueron de carbón nacional y 31,7 millones de toneladas de carbón importado.