La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) va estudiar la sedimentación que se produce en el entorno del azud de Vadorrey, en Zaragoza, para lo que será necesario que las compuertas estén abatidas durante un mes, hasta el 8 de febrero.

El impacto del azud sobre el cauce del río ha despertado más de una polémica en los dos últimos años cuando se estropeó una de las compuertas. El Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) cuestionó su necesidad desde el primer momento y ahora a anunciado su intención de cancelar la concesión administrativa de salto hidroeléctrico autorizada por la CHE en el 2005 al considerar «que carece de justificación puesto que nunca llegó a instalarse una central hidroeléctrica o turbina que permitiese la explotación».

Mientras, ya ha redactado un nuevo plan de mantenimiento y funcionamiento de esta faraónica obra que prevé el abatimiento total de las compuertas a partir de caudales superiores a 250 metros cúbicos por segundos que permitirá una mayor permeabilidad a los restos sólidos que arrastra el río, según explican desde el ayuntamiento. En el caso de que sea inferior a esta cifra, se establecerá un ciclo semanal de funcionamiento de manera que durante cuatro días se mantendrá la lámina de agua estabilizada de tal modo que se posibilite la práctica de actividades lúdicas y deportivas sobre ella. Durante dos días las compuertas se mantendrán completamente abatidas y el día restante se dedicará a las maniobras de subida y bajada de las mismas. Durante dos días las compuertas se mantendrán completamente abatidas y el día restante se dedicará a las maniobras de subida y bajada de las mismas.

Una de las principales consecuencias que tuvo la avería en la compuerta fue que no se pudo mantener la lámina de agua necesaria en el Ebro a su paso por la ciudad, lo repercutió de forma negativa en aquellos que hacen piragüismo o remo en Zaragoza. Tanto es así que se tuvo que suspender alguna competición y varios profesionales tuvieron que trasladarse a otras ciudades para entrenar.