Se veía venir y no hubo sorpresas ayer en la penúltima sesión de la comisión que, durante diez meses, ha intentado dirimir responsabilidades políticas en el plan de depuración y saneamiento aragonés. El dictamen que se apruebe se limitará a una serie de recomendaciones, y habrá que remitirse a los votos particulares de las distintas formaciones para saber qué impresiones les ha dejado la comisión.

La única que avanzó ayer algo públicamente al respecto fue la diputada de Podemos Marta de Santos, que ha actuado como presidenta de este órgano de investigación, que ha contado con decenas de comparecencias a lo largo de 64 horas desde que comenzase a desarrollarse el pasado 21 de marzo.

En una comparecencia ante los medios, De Santos lamentó que el dictamen de recomendaciones para el futuro que se va a alcanzar es «tibio y poco valiente». La diputada de la formación morada criticó especialmente que, a su juicio, no se han recogido ni siquiera hechos que quedaron probados por la admisión de los intervinientes, como el caso del exconsejero Alfredo Boné, que admitió que durante su mandato «desviar los fondos que venían del Ministerio, optar por el sistema de concesión de obra pública y esos fondos llevarlos a otros ayuntamientos».

DOCUMENTOS

La diputada lamentó que, tras las comparecencias y los 4.000 documentos aportados a la comisión, el dictamen (que aún no está elaborado) adolecerá de falta de «gallardía», y avanzó que por lo menos su grupos redactará un voto particular en el que reflejará lo que a su juicio son «verdades» que han quedado claras en la comisión. Por ejemplo, la «falta de control» del sistema que generó que la gestión del agua acabase en manos de empresas privadas, tras sucesivas delegaciones o encomiendas al Instituto Aragonés del Agua y a Sodemasa (hoy, Sarga). Prácticas que para Podemos contribuyeron a crear el «despropósito» del plan de depuración «más caro de España».

El funcionamiento de estas comisiones de investigación, con derecho de veto de todos los partidos en las conclusiones, hace que difícilmente se puedan alcanzar unas conclusiones mínimamente críticas si afectan a alguno de los partidos intervinientes. También es cierto que hay grandes discrepancias sobre lo que ha quedado probado y lo que no según quién lo interprete.