A nivel nacional no acaba Aragón de tener lobi, peña o colla, cuadra o clan de dirigentes públicos en activo susceptibles de arrimar el ascua a las sardinicas del Ebro. Ninguno de nuestros diputados o senadores en Madrid ha saltado el listón del campeonato nacional de altura política, quizá por vértigo. Ninguno de ellos ha entrado en el gobierno de Pedro Sánchez ni va a disputar el liderago del Partido Popular en el próximo Congreso.

Tampoco en Ciudadanos tiene Aragón otra presencia nacional que la meramente reglamentaria, sin que los dirigentes regionales aparezcan junto a Rivera salvo cuando el líder visita cualquiera de las tres provincias aragonesas. Pasaba lo mismo con el partido de Rosa Díez.

Podemos, sin embargo, cuenta con Pablo Echenique en uno de sus puestos de relevancia, pero, desde que se fue a Madrid, no ha vuelto a pronunciarse sobre las cosicas de Aragón, como si se le hubiese quedado un poco pequeño el solar o no quisiera interferir con el nuevo dirigente podemita aragonés, Nacho Escartín, quien se muestra, por lo que hemos podido ir viendo, más aragonesista.

En este marco de ausencias y penurias, esos gloriosos 144 millones de euros rebañados por el Partido Aragonés en el Senado a raíz del último debate presupuestario,tienen sabor a miel en los amargos labios de la verdad desnuda.

El partido de Arturo Aliaga y Rosa Santos, aliado con el PP, ha aprovechado la coyuntura de la moción de censura contra Rajoy y el río revuelto de los vascos para pescar unas cuantas partidas destinadas a infraestructuras, carreteras y líneas férreas de nuestra comunidad autónoma, en una loable operación, rápida, limpia, eficaz y, sobre todo, demostrativa de que, cuando se quiere, aunque sea de manera excepcional, se puede.

Será, sin embargo, este éxito del PAR, me temo, más excepción que regla, a menos que no consolide su reivindicativo papel en el marco de los nuevos poderes políticos orquestados en torno a Pedro Sánchez. Quien, según ya ha anunciado, no modificará el sistema de financiación de las autonomías, por falta de tiempo, o de ganas, o para que nadie se enfade, con lo cual aquí, en el Aragón enjaulado, sin lobi, sin cuadra, sin suma, seguiremos igual, a verlas venir.

Faltan líderes, faltan políticos... ¿por qué será?