Conciliar la vida familiar y laboral siempre ha sido un reto difícil para las familias. Sin embargo, en plena pandemia de covid-19, se ha reflejado y reiterado su incompatibilidad y la necesidad de buscar una solución. Pero no existen fórmulas mágicas para hallar el resultado ideal de la ecuación. Lo que sí se dan son medidas que pueden ayudar a mejorarlo.

Se han intentado adaptar las que están vigentes y se ofrecen tres alternativas, según la profesora de Derecho del Trabajo en la Universidad de Comillas de Madrid, María José López. Una es la excedencia, cuyo problema es que no se da ningún apoyo económico. Otra es la reducción de jornada, «que es la medida estrella, la que más se ha utilizado estos últimos años», indica, y permite adaptarse a los horarios de los colegios de los niños, pero que tiene una reducción salarial. Y otra es la adaptación y flexibilidad, según el convenio colectivo o la negociación del trabajador con la empresa, pero «no todas tienen margen, sobre todo si hablamos de las pequeñas», apunta.

López explica que, a través de los reales decretos, se ha facilitado la petición de reducción de jornada, ya que antes el límite legal estaba en la mitad de la jornada. Ahora, en teoría, se podría pedir una reducción del 100%, «pero no tienes salario y no hay muchos padres que se puedan permitir eso», comenta. La situación actual preocupa, pero también se pone atención en lo que ocurra a partir de septiembre si el curso escolar se plantea en unas condiciones excepcionales, «eso va a ser más difícil de gestionar para algunas familias» afirma.

La profesora apunta que esta era una ocasión perfecta para favorecer la corresponsabilidad, «porque en conciliación ahora no podemos hablar de ello sin corresponsabilidad», concluye.

En este sentido también opina Sonia Montoro, responsable del departamento de mujer de UGT Aragón. «Las empresas y las administraciones tienen que poner en marcha herramientas que nos dejen conciliar y poder flexibilizar las jornadas, tanto a mujeres como a hombres, porque aquí tiene que haber igualdad siempre en todos los permisos, para poder tener esa corresponsabilidad real», subraya. Los sindicatos, además, van a exigir el derecho a una desconexión digital, «las empresas y las administraciones tienen que poner medios a nuestra disposición, tener unos horarios y poder trabajar más cómodamente desde casa, lo que nos ayudará a conciliar», añade.

MONPARENTALES

El pasado viernes se celebró el Día Internacional de las Familias, entre las que las monoparentales cobran hoy relevancia, pero siguen siendo las olvidadas. Vanessa Bergasa, vicepresidenta de la asociación aragonesa de Madres Solas (Amasol) explica que «sí es cierto que se ha nombrado mucho, pero la realidad tangible es que no se ha articulado absolutamente nada y todo el peso está recayendo sobre las familias, al igual que el académico». No se refiere únicamente a los cuidados y sostenimiento del hogar, sino también a la docencia, «sin recursos económicos suficientes, medios informáticos, material escolar, trabajando o teletrabajando, sin red sociofamiliar y en muchas ocasiones otras barreras como el desconocimiento del idioma, que está generando brechas que dejan atrás a gran cantidad de niños y niñas», añade. Se da un dato alarmante: más de una de cada tres madres solas afirma no poder contar con nadie cuando tiene un problema.

EMPRESAS

Un importante segmento en la conciliación son las empresas. Con aquellas que contribuyen a mejorarla se trabaja en fundación Másfamilia, y las que lo hacen de una manera rigurosa reciben el certificado efr. El zaragozano Roberto Martínez es su director y defiende que «ahora nos hemos dado cuenta de que necesitamos un trabajo más flexible».

Cree que la situación «nos ha pillado con el gato panza arriba», ya que antes había un 8% de teletrabajadores y era algo «absolutamente insuficiente». Según Martínez, antes las empresas daban medidas de conciliación muy diversas y durante estos meses se han centrado más en unas pocas, «sobre todo el teletrabajo y alrededor de él». Por ejemplo, las empresas efr valoran los riesgos psicosociales, la experiencia del empleado, algunas están poniendo ayudas psicológicas y otras tienen servicios como ludoteca virtual para los niños.

Pero admite que se dan diferencias según la situación del trabajador, ya que hay quien tiene un espacio en su casa para teletrabajar y otros que, en 60 metros cuadrados, viven cuatro personas y tienen un ordenador. Afirma que la empresa puede hacer poco cuando la persona no puede teletrabajar, «es el peor caso».

FAPAR PIDE UN PLAN ESTATAL

La Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón (Fapar) pide la puesta en marcha «urgente» de un plan estatal por la conciliación, después de que la pandemia de covid-19 haya dejado al descubierto que «no tenemos un sistema de conciliación laboral y familiar robusto».

Según la federación, el cierre de los colegios y el traslado de la actividad escolar a los domicilios ha puesto en evidencia este problema, y también que el sistema educativo «no está preparado para la enseñanza a distancia, ni en medios, formación, ni organización». Indica que «la gran asignatura pendiente» de la conciliación es una cuestión «no de la escuela» o de las familias, «sino de la sociedad».

Por lo que exige un plan estatal de conciliación, que profundice en las medidas de flexibilización en las que la administración pública ha avanzado, «pero también que las incentive y exija a la empresa privada, a la vez que las combine con ayudas a las familias y con la creación de una red de conciliación».

Fapar subrayó de que las familias «no podrán soportar un inicio de curso en las circunstancias que han asumido el final del presente ya que no es un problema individual, ni particular, sino de toda la sociedad, que necesita que los padres y madres trabajadores puedan compatibilizar su ocupación con la atención a sus familias en su diversidad y en estas circunstancias».