La crecida del Ebro, que ya está en territorio aragonés desde ayer, ha inundado en la comunidad más de 2.500 hectáreas en su avance hacia Zaragoza, adonde se espera que llegue en la madrugada de hoy, con un caudal entre los 1.500 y los 1.800 metros cúbicos.

Los bomberos de la capital aragonesa se mantienen en situación de alerta por si se produjeran inundaciones en las zonas más próximas al río, algo habitual cada vez que se produce un fuerte y brusco aumento del caudal.

Durante el día de ayer, equipos del 080 inspeccionaron las motas existentes dentro del término municipal de la capital aragonesa con el fin de reparar los puntos donde se han producido grietas o se ha desmoronado la tierra. Además, ayer se completó la evacuación preventiva de la urbanización Torre de Urzaiz, en Movera, que debido a su cercanía al cauce del Ebro queda anegada cada vez que se registra una crecida. Durante el día, los residentes en ese núcleo todavía pudieron acceder a sus propiedades, parar recuperar pertenencias, pero con la condición de que fueran acompañados de miembros de los bomberos.

Durante la mañana y primeras horas de la tarde de ayer, la avenida del Ebro se convirtió en un foco de atracción para muchos vecinos que se acercaron a contemplar el espectáculo de la crecida. El agua alcanzó los cuatro metros de altura a su paso bajo los puentes de la ciudad, con un caudal de 1.338 metros cúbicos por segundo.

PLAN DE PROTECCIÓN

Al cierre de esta edición, no se habían producido todavía avisos por la inundación de bajos, trasteros y garajes en los barrios ribereños, si bien la fuerza del aire había obligado a realizar varias salidas, una de ellas para asegurar una chapa que estaba a punto de caer en el instituto Pablo Serrano.

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha catalogado la nueva crecida, la primera que se produce desde abril del 2018, como de carácter ordinario, pero las lluvias que caen en distintos puntos de su cuenca podrían hacer variar la calificación del grado de riesgo.

A su paso por Novillas, el primer pueblo que el Ebro encuentra al entrar en la comunidad de Aragón, la altura del agua rondaba los siete metros, suficientes para que se vieran inundadas numerosas hectáreas de tierras agrícolas situadas junto a la orilla.

Sin embargo, el pueblo en sí no se vio afectado, según explicó su alcalde, José Ayesa, que volvió a denunciar la acumulación de vegetación y gravas en el lecho del río. En esa localidad, el agua anegó unas 1.000 hectáreas de campos.

Más abajo, en Pradilla, se vio afectado otro centenar de hectáreas situadas en las proximidades del agua. Sin embargo, según los expertos, los cultivos anegados tendrá tiempo de recuperarse pues el ciclo de las plantas no se encuentra muy avanzado.

En Zaragoza, mientras tanto el ayuntamiento ha activado el plan de protección civil local, que ha incluido medidas como el cierre del paso de vehículos a los galachos de Juslibol y el desalojo preventivo de viviendas habitadas en las zonas más expuestas a las crecidas. Esta situación podría mantenerse varios días debido a que las predicciones meteorológicas anuncian la llegada de más lluvias.