Carlos Bosque sintió una doble alegría con la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Aragón respecto al colegio Internacional Ánfora. Por un lado como padre, y por otro como abogado que se ofreció a llevar el caso desde el primer momento.

En esta doble condición, Bosque recibió el fallo «con muya alegría», ya que considera que es «una sentencia clara, limpia» que refleja lo que ellos reclamaban. «Fue una visita rara, como decíamos, con un secretario general. Se dijo que eran obras importantes para denegar la apertura cuando eran claramente subsanables. Todo esto lo refleja muy bien», explicaba.

Para el letrado, el caso devino polémico porque «se tomó como representante de los colegios concertados, pero esto no ha sido determinante en la sentencia», recordaba. La vulneración del derecho a la educación no ha sido apreciada solo en la elección de centro concertado, sino en la propia posibilidad de inscribir alumnos con los problemas que puso la DGA.

Bosque se mostraba de acuerdo con el Gobierno de Aragón en que el fallo tendrá escasas consecuencias prácticas, con el centro ya funcionando, porque «desde el mismo 3 de septiembre (del 2015) conseguimos la cautelar para que funcionara con normalidad». Pero, reprochaba, «también es cierto que la consejera (Mayte Pérez) siempre estaba recordando esta cautelaridad, que el centro estaba funcionando de forma provisional, y ahora esa mala prensa se acabó».

El letrado explicaba también que, en los casi cuatro años que lleva funcionando el centro de Cuarte de Huerva, «siempre hay una carrera solidaria el día 2 de junio, y este año aprovecharemos para felicitarnos también por el final feliz que ha traído esta sentencia», anunciaba Carlos Bosque. F. M. H.