El Gobierno de Aragón aún no da por controlado, pero sí por estabilizado, el incendio que finalmente ha arrasado unas 1.200 hectáreas en el entorno de la sierra de Alcubierre, tras iniciarse anteayer por el sobrecalentamiento de un buggy de unos turistas. El perímetro del fuego no avanza, por lo que tanto los medios aéreos como la Unidad Militar de Emergencias se retiraron a lo largo de la jornada de ayer.

Pero dentro de la superficie arrasada se siguen dando rebrotes, y por el viento que se prevé al menos hasta el mediodía de hoy, no se puede dar por controlado todavía. Esta noche han permanecido en el lugar unos 40 efectivos entre autobombas y cuadrillas de la DGA, bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza, agentes de la Guardia Civil y voluntarios de Protección Civil y Cruz Roja.

El balance provisional del Gobierno de Aragón es que han ardido 700 hectáreas de matorral y monte bajo, 340 de cultivos y 160 de superficie arbolada.

Esta última es una pérdida difícil de reparar, ya que, como explicaba el alcalde de Leciñena, Raúl Gracia -a la vez Agente de Protección de la Naturaleza, que está participando en el operativo-, los parajes incluyen no solo pinos sino «sabinas de 200 años de antigüedad». Un patrimonio natural irremplazable que se une a las pérdidas de fauna (especies cinegéticas incluidas) y centenares de colmenas.

Dentro de lo malo, la escasa cosecha que se había podido arrancar de las 340 hectáreas de cultivo «ya estaba recogida». La mayoría de ellas corresponden a Leciñena, ya que aunque el fuego se inició por el citado vehículo en un paraje de Perdiguera, el viento en seguida llevó el frente hacia la primera localidad. De hecho, el alcalde de este último municipio, José Manuel Usón, explicaba que los vecinos no llegaron a verse amenazados, a diferencia de los de Leciñena, que tuvieron el fuego a un kilómetro y corrieron a reforzar cortafuegos con tractores y cubas de agua.

Pendientes de evaluar los daños, el alcalde de Leciñena se congratulaba de que, además de no haber daños personales, tampoco los ha habido en granjas y se ha podido salvar el albergue cercano al lugar donde se inició el fuego, un edificio del siglo XIII que, aunque ha perdido atractivo paisajístico como alojamiento rural sin el pinar, se ha podido salvar de las llamas.