Para esta finalidad parece aconsejable desarrollar una gran superficie peatonal que rodee el estadio y el Auditorio, por el este y el oeste, llevando a niveles de subsuelo los aparcamientos previstos así como la calzada de Isabel La Católica, permitiendo así la expansión del Parque hacia estas nuevas plazas futuras --integrando la propuesta de Cano y la sugerencia de Castillo Malo--. Del mismo modo se hace necesario ofrecer un acceso preferente al hospital desde el tercer cinturón a través de la calle Cardenal Gomá o de un nuevo acceso.

Finalmente entendemos que es aconsejable aprovechar la ampliación del hospital para conectarlo con el parque mediante una pasarela peatonal, que pudiese servir como puente de emergencia en el caso de una situación catastrófica.

Como cualquier gran intervención urbana, la operación Romareda ha adquirido relevancia mediática y discrepancias sobre su definición. Hasta el momento, las líneas de este debate se han centrado en las opciones de ubicación del estadio, sin adentrarse en el contenido del mismo más allá del número de espectadores y de las condiciones de seguridad. En cualquier caso, deseamos que se alcance el consenso necesario entre las instituciones y los dirigentes.

LA OPERACION Romareda debe conseguir el desarrollo de una pieza urbana estructurante dedicada a un equipamiento de alto nivel, en el contexto de un proyecto de ciudad --explicitado en el Plan General de 2002-- que apuesta por un modelo de ciudad compacta. Modelo voluntario, surgido del consenso, que requiere equipamientos con elevada centralidad, apoyados en un sistema de movilidad peatonal y de transporte público, con el objetivo de fortalecer y enriquecer el tejido urbano de la ciudad tradicional.

Desde estas premisas el futuro estadio de La Romareda se enmarca en el modelo que HOK Sport y los ingenieros de Arupsport lo denominan estadio de quinta generación, como el Suncorp Stadium en Brisbane (Australia): un recinto multifuncional, céntrico, inaugurado tras la reconstrucción del antiguo en 2003, cuya accesibilidad se basa en el transporte público y en la movilidad peatonal.

Este ejemplo nos revela algunas de las claves que deberán incluir los programas para La Romareda: construir un estadio multifuncional en el interior de la ciudad, un estadio arena, según los modelos ya experimentados en USA, Japón, Australia, Holanda, Alemania y Suiza. Un recinto capaz de albergar partidos de fútbol, nuevos servicios asociados a los espectáculos deportivos y una multiplicidad de eventos comerciales, culturales y sociales; un recinto que complemente las funciones del Auditorio, es decir, un equipamiento de primer nivel que no existe ahora mismo en España.

De manera que los concursantes han de enriquecer el programa para concebir un artefacto complejo que integre arquitectónicamente y vincule funcionalmente una parte de los usos terciarios en el propio estadio de fútbol. Por lo tanto no se trata solamente de levantar un estadio moderno y confortable --con los máximos parámetros de seguridad y las mejores condiciones de visibilidad-- para sustituir La Romareda, sino de concebir un proyecto arquitectónico en la vanguardia de la evolución de los modelos de estadios. Es decir, un arena multifuncional, sostenible y moderno, flexible en la tipología de localidades y servicios, que aproveche su capacidad de con-