El incendio que el pasado fin de semana arrasó 33 viviendas en un edificio de Canfranc pudo tener su origen en una estufa que se encontraba encendida junto a unas cortinas o un sillón. Esta es la hipótesis principal con la que trabajan los expertos, según fuentes cercanas a la investigación. Las primeras llamas prendieron mientras los vecinos dormían y se propagaron por las cámaras de ventilación, extendiéndose rápidamente por todo el edificio, comentaron las mismas fuentes.

La nueva teoría es muy similar a la manejada con los primeros indicios, que indicaban que el fuego se inició en una chimenea. Sin embargo, teniendo en cuenta la versión de los testigos, que señalaron que durante la noche se escucharon "crujidos y ruidos de madera", todo apunta a que los hechos sucedieron como señalaban ayer los técnicos, ya que el crepitar que percibieron los residentes era el fuego que avanzaba entre las paredes.

HOTEL MONTANGLASSE Esta versión recuerda al incendio sucedido también en Canfranc en el Hotel Montanglassé, en 1998, ya que en aquella ocasión el fuego se debió a un cortocircuito, pero se propagó por las cámaras de ventilación del inmueble, avanzando rápidamente.

Además, y siempre según las fuentes consultadas, el modo en que las llamas arrasaron la totalidad del tejado, recorriendo de punta a punta la techumbre en muy pocos segundos, afianza la hipótesis de que el fuego se extendió por las cámaras de ventilación. Se cree que el aire que en ese momento se almacenaba en las falsas se fue calentando hasta que se originó la deflagración que recorrió el tejado de edificio.

Los expertos consultados, además, señalaron que el incendio se originó en una buhardilla, tal y como se había apuntado desde el primer momento, localizada de la cara sur, pero justo en el centro del inmueble ahora destruido.