La Fiscalía Provincial de Zaragoza decidió ayer rebajar a 29 años de prisión la condena para Diego G. R., el joven que sembró el pánico en Paracuellos de Jiloca con dos días consecutivos de tiroteos y en Ontina, localidad por la que trató de huir de la Guardia Civil de forma temeraria a bordo de su automóvil.

Fue durante la segunda sesión del juicio celebrado en la Audiencia Provincia de Zaragoza, antes de que quedara el asunto visto para sentencia. La acusación particular, ejercida por el abogado Carlos de Bonrostro se adhirió a la petición. Inicialmente, el encausado se enfrentaba a penas de entre 38 y 41 años de pena privativa de libertad.

En su informe, la acusación afirmó que si no quería hacer daño lo normal no es llevar una escopeta y añadió que es cierto que podría haber disparado al aire, pero resulta que los tres disparos que pegó en la caseta fueron uno en el centro puerta, a 1,40 metros del suelo, y dos en las ventanas con lo cual la intencionalidad era clara.

De esta forma trató de desmontar la versión ofrecida ayer por el encausado quien reiteró que no quería matar, que disparó al aire y que iba armado porque el denunciante le había amenazado anteriormente y él iba a pedirle explicaciones por quemar el vehículo de su madre. Insistió en que todas las armas de caza que le intervino la Guardia Civil no las robó y «que se las dio un rumano». Ante ello, la abogada de la defensa, Olga Oseira, solicitó 6 meses de cárcel por conducción temeraria y otros 6 meses por tenencia ilícita de armas.