El investigador aragonés Ricardo Villa ha logrado concluir que el magnesio alarga la vida del ratón con progeria, un trastorno genético progresivo extremadamente raro que aparece en la niñez, acelera el envejecimiento y la enfermedad cardiovascular.

Este mineral esencial evita las calcificaciones vasculares y mejora el estatus antioxidante que protege ante el daño oxidativo, principal causa de envejecimiento. Estas son las conclusiones de un estudio publicado en solitario por el zaragozano en la revista EMBO Molecular Medicine y realizado con ratones progéricos generados en el laboratorio del bioquímico oscense Carlos López Otín. «Los niños progéricos tienen envejecimiento acelerado y la principal causa o explicación es que existe un problema de estrés oxidativo. Por el hecho de respirar oxígeno te oxidas, el oxígeno es nuestro veneno», explica Villa.

La investigación muestra las virtudes del magnesio para un envejecimiento saludable y está financiado por la Progeria Research Foundation de Estados Unidos. El aragonés investiga ahora en Suiza, pero el trabajo fue realizado durante su trayectoria en Madrid.

La diferencia significativa entre los ratones tratados y los que no es que los primeros tomaron cinco veces más de magnesio. Al proporcionarlo, enriqueciendo en este caso el agua, se observa cómo aumenta el nivel de magnesio en sangre, dentro del rango normal.

En este sentido, el investigador subraya la importancia de la dieta, sobre todo la captación del mineral. «Este estudio va a permitir a la Progeria Research Foundation reinterpretar los datos y tener en centra que cuando se saca sangre a niños de diferentes partes del mundo para hacer analíticas, no es lo mismo -en cuanto a alimentación- un niño que está en India que uno de América, la variabilidad es alta y cuando quieren comparar es complicado», describe.

Asimismo, el interés recae en su aplicación, que es inmediata, «porque cuando tienes un fármaco, desde que lo descubres hasta que se da a la persona pasan 13 años de media; el magnesio, al ser un nutriente, no necesitas hacerlo y pueden tomarlo», señala.

Villa empezó a estudiar la progeria en el 2010 y en este estudio, que finalizó el pasado año, realizó experimentos desde el 2017. Ahora, su talento se explota en Berna, pero tiene en sus manos el billete de vuelta a España a través de un contrato del prestigioso programa de investigación Ramón y Cajal, por lo que en estas próximas semanas comenzarán las negociaciones para su incorporación de forma permanente en un una universidad o centro de investigación.

Villa ocupa la posición 11 de 25 en biomedicina de la resolución y ya ha recibido ofertas de varias universidades, pero su primera opción fue contactar con la de Zaragoza y el Instituto de Investigación Sanitaria aragonés. «Mi intención es volver a Aragón, pero es muy probable que no pueda volver ni a España», lamenta. Su objetivo: un sitio donde trabajar de manera independiente y «poder prosperar». Y aunque las condiciones mejoran en el extranjero, sigue en el empeño de poder regresar a su tierra.