Saker T., camionero de profesión, fue juzgado ayer por una presunta estafa a su empresa por valor de 10.000 euros, por la que la Fiscalía y sus exjefes le piden cuatro años de prisión. Ambos consideran, como sostuvo la letrada Inmaculada Bolea, que el transportista se aprovechó de la confianza de sus empleadores, que le dejaban una tarjeta para los gastos de combustible, para facturar 8.000 litros de más y generar el citado agujero económico. Las cargas de combustible se produjeron desde el año 2.000.

El camionero, defendido por Olga Oseira, negó las acusaciones ante la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza.